Escribiendo estas líneas, se produce la “sentencia” de la ilegítima Sala Constitucional del también ilegítimo TSJ, declarando nula la elección de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional que preside el diputado Juan Guaidó. Recuerden que ese “Tribunal” está integrado, casi en su totalidad, por magistrados express. Es decir, magistrados designados sin que se les hubiere vencido el periodo a sus antecesores,designados de prisa, cuando el régimen perdió las elecciones parlamentarias de 2015. Muchos de ellos, además, sin las credenciales necesarias para ser designados. Hasta este momento sólo he visto los titulares de los medios de comunicación, desconozco los argumentos esgrimidos para declarar nula a la nueva Junta Directiva de la Asamblea Nacional. Unos me dicen que se debe al supuesto desacato en que se encuentra la Asamblea Nacional desde casi el comienzo de su periodo constitucional. Si eso es así, pregunto por qué no declararon nulas las elecciones de las anteriores Juntas Directivas. Creo que ahora, se quiere buscar una salida para defenestrar a Guaidó y proteger el “juramento” de Maduro ante ese Tribunal y combatir la creciente ola de popularidad del joven presidente de la Asamblea Nacional, quien ha despertado un entusiasmo que ni propios ni extraños esperaban.
La decisión de la Sala Constitucional, siempre obsecuente con el régimen, no hace más que ratificar el estado de postración moral de nuestro sistema judicial. Es una sentencia, si cabe la palabra, inacatable, lejos de todo principio de justicia, de verdad y de una vil complacencia con el ilegítimo señor Maduro y todo su régimen. Más del ochenta por ciento de los ciudadanos venezolanos estamos en contra del ilegítimo régimen actual. Hoy lamento que un país productor de grandes juristas, como Andrés Bello, José Gil Fortoul, Cristóbal Mendoza, Anibal Dominici, Arminio Borjas, Humberto Cuenca, Rafael Caldera, Arístides Calvani, Andrés Aguilar Mawdsley, Ambrosio Oropeza, Arístides Rengel Romberg, Leopoldo Márquez Añez, José Luis Aguilar Gorrondona, José Román Duque Sánchez y su hijo Duque Corredor, Allan Brewer Carías, Cecilia Sosa Gómez, Asdrúbal Aguiar, José Guillermo Andueza y muchos más, muchísimos más, ejemplos para las nuevas generaciones de abogados, quienes deberían conocer la grandeza de nuestros pensadores y escritores del Derecho, lamento digo, el contraste al ver los rostros de quienes presiden hoy nuestro sistema de justicia y recordar aquellas relevantes figuras de nuestro foro venezolano. Un magistrado debería ser luz y no tinieblas como los actuales.
Antes de esta aberrante y lamentable decisión del ilegítimo TSJ del día de hoy, discutíamos si Guaidó debía asumir en forma interina la presidencia de la república. No tengo la menor duda que se ha producido una usurpación en el ejercicio de ese cargo por parte de Maduro. Y no porque se haya despojado a alguien del cargo, sino porque no hay quien esté legítimamente elegido para ejercerlo. Maduro no fue elegido en forma libre, democrática, limpia y en el tiempo que correspondía. Luego no es presidente y por tanto ejerce el cargo bajo la figura de la usurpación. No hay presidente y, repito, no hay presidente legítimamente electo a quien restituir a su cargo. Entonces alguien debe asumir el cargo. No puede prolongarse esa acefalía. Ciertamente esa situación no está dentro de los supuestos previstos en el artículo 233 de la Constitución Nacional, pero por analogía (una de las formas de interpretar y aplicar el derecho), Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, llamado a ocupar interinamente el cargo cuando hay falta absoluta del titular, debe asumir el cargo mientras se convoca a nuevas elecciones. Guaidó y todos los venezolanos, investidos o no de autoridad, estamos llamados, obligados, a restablecer la vigencia plena de la Constitución Nacional y sería imperdonable no hacerlo.Además, a tenor de lo dispuesto en el artículo 350 eiusdem, podemos “desconocer cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores” establecidos en nuestra Constitución Nacional. Ese es hoy nuestro reto.Este nuevo 23 de enero nos convoca a cumplir ese reto.
Joel Rodríguez Ramos.
