Tom Brady sonrió toda la semana antes del partido de campeonato de la Conferencia Americana, mayormente ignorando preguntas sobre no ser los favoritos por una de las pocas ocasiones en la impresionante racha de títulos de los Patriots.
Pero cuando Rex Burkhead cruzó la raya para un touchdown de dos yardas para dar a Nueva Inglaterra una victoria de 37-31 en tiempo extra sobre los Chiefs de Kansas City, Brady dejó que el gozo alterase su comportamiento usualmente reservado.
Se arrancó el casco y saltó en celebración mientras sus compañeros se abalanzaban a su alrededor. Los Patriots estaban de regreso a otro Super Bowl.
Será la tercera presentación consecutiva de los Patriots y novena en total para Brady, que busca su sexto anillo, un récord.
Una victoria sobre los Rams de Los Ángeles, los campeones de la Conferencia Nacional, sería además un sello enfático en la que pudiera ser la campaña más difícil de los Patriots hacia el Super Bowl desde que Brady y el entrenador Bill Belichik ganaron su primer cetro juntos en 2001.
«Las probabilidades estaban contra nosotros. No había sido así por un buen tiempo. Ciertamente lo fue este año”, dijo Brady.
Los obstáculos a los que aludió Brady estuvieron dentro y fuera del terreno.
Tras la campaña pasada, sufrieron la salida de varios jugadores claves. El receiver Brandin Cooks fue cambiado a los Rams, mientras que el cornerback Malcolm Butler, el running back Dion Lewis, el wide receiver Danny Amendola y los linemen ofensivos Nate Solder y Cam Fleming se fueron como agentes libres.
Entonces llegó la noticia de que el fundamental receptor Julian Edelman quedaba suspendido por los cuatro primeros partidos de la campaña por quebrantar el reglamento de la NFL sobre sustancias para mejorar el rendimiento.
Esas circunstancias contribuyeron a un arranque de 2-1 y los primeros indicios de declive para Brady, de 41 años.
Nueva Inglaterra se arriesgó y adquirió al receiver Josh Gordon luego que Cleveland decidió deshacerse de él. Su llegada ayudó a calmar las cosas y contribuyó a seis victorias consecutivas.
Pero las dudas regresaron luego de una abultada derrota en la 10ma semana en Tennessee que expuso las vulnerabilidades en el ataque y la defensa. Los Patriots ganaron sus dos partidos siguientes, pero cayeron apretadamente en Miami.
Eso fue seguido de una derrota en Pittsburgh y la pérdida repentina de Gordon cuando éste fue suspendido por la NFL por violar un acuerdo que le permitía jugar luego de varias suspensiones del reglamento sobre consumo de sustancias.
Aún así, pese al prospecto de no tener su usual ventaja de anfitriones en la postemporada, los Patriots redescubrieron su ataque terrestre y su eficiencia ofensiva en victorias sobre los Bills y los Jets para cerrar la campaña regular.
Eso dejó listo el escenario para una actuación característica de Brady en su victoria en el duelo divisional contra los Chargers. Y el domingo contra Kansas City, el veterano quarterback tuvo 348 yardas por aire, pese a dos intercepciones.
Tuvo además el respaldo de una resurgente defensa y un reconfigurado ataque terrestre. Este último ha tenido partidos consecutivos de 100 yardas por parte del running back Sony Michel, que fijó una marca para novatos en playoffs con cinco touchdowns en sus dos primeros partidos.
Además, Edelman y el tight end Rob Gronkowski brillaron con grandes contribuciones en el cuarto período y el tiempo extra contra los Chiefs.
Gronk dijo que siguió la pista de Brady.
«Siempre estás cómodo con Tom en las series ofensivas”, dijo Gronkowski. “Él siempre está listo para estos momentos. Y es por eso que es el mejor quarterback, sin dudas”.