«La idea surgió de mi madre. Este vestido lo soñó ella para la virgen y yo lo convierto en realidad a través de mis manos. Mi abuelo era hacendado y se vestía así, mi abuela hacía este tipo de trajes y mi madre al mismo tiempo por ver esta práctica, le realizaba a sus muñecas estos vestidos con retazos que sobraban», la historia le pertenece y la relata
Elizabeth González, quien es la encargada de vestir y cuidar toda la iconografía de la réplica de la Divina Pastora en Sevilla.
La barquisimetana comenta que ese sueño de su madre pasó de las muñecas a la ilusión de vestir a la Patrona de los larenses.
Hace cuatro años fue la última vez que González vio a su madre y le hizo la promesa de vestir a la Pastora que está en Sevilla de liquiliqui, incluso fueron a mercerías a ver los adornos y la decoración que podía tener el traje.
En el 2018 ya tenía culminada la propuesta, cuando en la iglesia entraron los amigos de lo ajeno y se llevaron el traje de la Divina Pastora.
Hace quince días apareció en un autobús y lo llevaron a Objetos Perdidos del Ayuntamiento de Sevilla. Aunque incompletos, esto motivó a Elizabeth González para culminar la idea.
«Me siento la mujer más bendecida. Es el momento puntual y decidí vestir a la Pastora como venezolana de liquiliqui. Cada puntada, cada detalle se lo dedico a ella por mi país y a mi madre Isabel Andrade, quien hasta el último hilvanado me estuvo guiando y acompañando. He sentido su presencia», dijo emocionada, quien coordina y conforma la Hermandad de la Divina Pastora de Barquisimeto en Sevilla.
Las manos este domingo, para ayudar a González no faltaron. Además de su esposo Tulio, la señora Belkys Fernández, quien también es integrante de la hermandad, estuvo afinando los detalles, para que nuestra Excelsa Madre resplandeciera.
El manto es de terciopelo verde, hace juego con un acabado y con el color de la esperanza que anhelan todos los venezolanos.
A Elizabeth González en el 2015, el padre Rafael Chávez le otorgó el título de camarera oficial de la virgen, titulación que compartió con su madre a quien se le concedió en la iglesia Claret de Barquisimeto.
Hoy la Divina Pastora desde Sevilla se viste de liquiliqui blanco, para acompañar la idiosincrasia y el sentimiento de los venezolanos radicados en esta ciudad española.