Durante los años cincuenta, la Excelsa Patrona tuvo muchos hechos significativos. El 9 de septiembre de 1952 se inaugura el IV Congreso Mariano que reunió a las máximas autoridades de la iglesia Católica de Venezuela y parte del mundo. El 12 del mismo mes, se coronó en Guanare a Nuestra Señora de Coromoto en ocasión del tercer centenario de su aparición.
En enero de 1954, se entregó a las autoridades eclesiásticas, totalmente reconstruido el templo de Santa Rosa, trabajo realizado por la prestigiosa firma Placido Casas.
En el Altar mayor del Santuario, tallado en madera en estilo renacimiento abarrocado, el artista Salvador Tarazona pintó una vista parcial de la Plaza Macario Yépez, con la estatua del mismísimo presbítero y al fondo la Cruz Verde, que señala el sitio de la tradicional invocación; una panorámica de la aldea de Santa Rosa y la Coronación de la Virgen.
En 1956, cuando se conmemora la visita número 100, EL IMPULSO publica a página completa la tradicional primera página de la Divina Pastora. En ella se tituló Centenario de la visita de la Divina Pastora y, a continuación: “Cumpliéndose hoy 100 años de la visita de la venerada imagen de la Divina Pastora a Barquisimeto, donde, en días aciagos, se alzó la voz apostólica del presbítero maestro José Macario Yépez, que se ofreció como la última víctima de la epidemia del cólera asiático que diezmaba en proporciones alarmantes a la población barquisimetana.
Acto culminante de los homenajes tribulados hoy a la Divina Pastora, es el de su coronación canónica, en el trono erigido en la avenida Vargas, y que estará a cargo de su eminencia el Cardenal Crisanto Luque, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia. En su acervo de fe y amor están para ella abiertos los corazones, cantando las campanas, felices los hogares y eterno el agradecimiento, a través de las edades, en nombre del Dios Todopoderoso, el Padre Yépez, el apóstol del holocausto inmortal, Divina Pastora: sed en lo sucesivo, como hasta ahora. Madre Amantísima y protectora Misericordiosa de Barquisimeto, alma de nuestras almas y corazón en nuestros corazones.
EL IMPULSO escribió el 14 de enero de 1956: “Al llegar al altar monumental de la Coronación, el eminentísimo Señor Cardenal, precedido por el Clero, comenzó según las fórmulas del Pontifical Romano la solemne bendición de la Corona.
El eminentísimo Señor Cardenal ordenó de inmediato al imponente e histórico acto de la Coronación de la Venerada Imagen de la Divina Pastora, acompañado por su excelencia monseñor Dr. Críspulo Benítez Fontúrvel, obispo diocesano, por el más alto perímetro del Gobierno Nacional y por los ciudadanos gobernadores de los estados Lara y Yaracuy, la colocación sobre la sagrada frente de la Imagen de la Divina Pastora, la áurea corona de perlas y piedras preciosas.
Para la ocasión, el cardenal Crisanto Luque, Primado de Colombia y Arzobispo de Bogotá, fue recibido por las máximas autoridades del Estado y el Clero.
Al momento de la coronación, las Bandas musicales interpretaron el glorioso Himno Nacional, al mismo tiempo solemnísimos repiques de campanas anunciaban el magno acontecimiento”.