No es por ser dramático, ni por ser exagerado,
pero el «¡Na’guará!» es la mejor expresión coloquial que se ha creado.
Porque no importa si es por preocupación o exlamación,
el «¡Na’guará!» siempre se amolda a cualquier situación.
Tampoco importará en qué país esté ni en donde me encuentre,
porque el «¡Na’guará!» yo lo llevaré conmigo hasta la muerte.
Y no lo digo por mí, estoy seguro de que no soy el único que esto piense,
y es que NADA se compara con el crepúsculo Larense.
Por eso el decir que «soy Barquisimetano», más que orgulloso, me hace sentir honrado,
porque día a día me da la dicha de que con sus atardeceres me sienta enamorado.
Es por eso que el que nació aquí, siempre dirá que este es su lugar en el mundo,
y es por eso que siempre anhelaremos borrar del Barquisimeto, ese deplorable y triste «¡Ah mundo!».
Y es que esta tierra es bella, desde cualquier ángulo, desde cualquier punto cardinal,
desde el obelisco hasta el cardenalito, pasando por la catedral.
El nacer y vivir aquí, nos convierte en una obra de arte,
porque esta es la ciudad musical, hay arte en todas partes.
Sino pregúntenle a Gregorio Valles, Franklin Virgüez y Gustavo Dudamel, que con su orquesta a los Venezolanos y extranjeros hizo erizar la piel.
O sino pregúntenle a Camila Canabal, Armando Villalón y al gran Negrura, que siempre nos hizo y nos hace recordar que nacer aquí es una hermosura.
Y aunque esta tierra es de todos, hay alguien que de las llaves es la portadora,
y es la que nos cuida a todas horas, nuestra Patrona, la Divina Pastora.
Por eso cuando pensemos todo lo que Dios nos ha dado, en todos sus regalos,
no olvidemos nombrar la bendición de poder decir y sentirnos guaros.
Texto: José Enrique Arévalo – @interkike7