El día de hoy 5 de enero, corresponde la instalación del período de sesiones de la Asamblea Nacional, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Como cada año, en esta sesión, elegiremos a los diputados que se encargarán administrativamente de presidir a la junta directiva y a las comisiones durante todo el año 2019.
Los retos que tenemos cada año siempre apremiantes porque corresponden a las necesidades actuales de nuestra sociedad, y en este año parecen ser mucho másimportantes que otras ocasiones, pues venimos de sufrir el peor año en todas las esferas de nuestra vida pública. Un retroceso dramático en las condiciones de sanidad y salubridad del sistema de salud pública, un retroceso impactante de la matrícula escolar, sin contar que la recesión económica llega a su sexto año, con una caída de más de la mitad de la capacidad productiva, la pérdida de 2/3 de la producción petrolera nacional y con una crisis hiperinflacionaria que hunde al 90% de la población en condiciones de pobreza.
Y, probablemente, la peor crisis que vive nuestro país, es la pérdida de las instituciones democráticas, la separación de poderes, y el imperio de la ley, en un Estado social de derecho, como lo establece nuestra Constitución.
El origen fundamental de la crisis en estos últimos años ha surgido por la falta de controles y contrapesos que caracteriza nuestro sistema político, donde la Asamblea Nacional tiene un lugar protagónico como el más fiel representante de los intereses de la población del país, en justa proporción de sus intereses a través de sus diputados.
Corresponde al Parlamento no sólo la actividad legislativa en la formación de leyes en provecho de un mejor desempeño de las actividades públicas, sino, en un carácter más apremiante cada día, la de ejercer el control de las actividades administrativas y fiscales de todos los niveles de gobierno de la Administración Pública Nacional, función ésta que el actual gobierno desconoce de facto.
Las condiciones económicas y sociales de Venezuela exigen la participación de un parlamento más activo, con sus funciones plenas, y como centro de debate nacional de las más altas políticas públicas. Desde la supervisión de sistemas de control y seguimiento de los principales indicadores sociales como desnutrición, salud materno-infantil, educación básica, inseguridad, producción nacional, índice de precios al consumidor, entre muchos otros; hasta el establecimiento de grandes lineamientos de política nacional.
El juego democrático de cualquier sociedad pasa no sólo por la decisión de la mayoría, como en efecto 14 millones de personas definieron la composición de la actual Asamblea Nacional en 2015, sino en el reconocimiento de las instituciones que organizan a la misma sociedad. El desconocimiento de la elección de 3 diputados, y el intento de anular a toda una rama del Poder Público Nacional, es muestra de no querer respetar a la democracia y sus leyes.
El espacio natural de diálogo político social es nuestro parlamento, con todas las fuerzas políticas del país dentro de ella, y a ello nos dedicaremos durante todo este 2019.