#OPINIÓN La política y los magos #4Ene

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“Una persona libre nunca se pregunta
qué va a pasar, sino qué vamos a hacer”
Fernando Savater

Hace poco dos de mis amigos me enviaban una foto. La habían tomado, andando juntos, en una librería de Madrid. Se trataba del retrato de una cita de Fernando Savater que decoraba uno de los muros del local y decía: “Una persona libre nunca se pregunta qué va a pasar, sino qué vamos a hacer”.

Hoy, un repaso de la imagen y su frase me hizo recordar mi breve paso por la política militante, hacia los años 2000-2004. Para entonces, gracias a la legitimación que la antigua Corte Suprema de Justicia había concedido a la tesis de la supraconstitucionalidad de la anterior ANC, todos los titulares de los poderes públicos o su gran mayoría, habían sido fácilmente sustituidos y, ambos cuadros, el de los dirigentes y los militantes de los partidos políticos, habíamos comenzado a padecer de una insoportable falta de capacidad para predecir a nuestras instituciones que, la mayoría de las veces, pasado un arco de silencio expectante, terminaban actuando por sorpresa.

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Fue un período en el que asimilé la -entonces creciente- necesidad que tenemos, como seres humanos, de conocer el futuro: todos queríamos saber qué iba a pasar. Y también las formas que tenemos de aproximarnos a este. La primera, la del verdadero liderazgo, consistente en mostrar el camino que debemos tomar para no fracasar. La segunda, mucho más urgida, la que asumen con algún tipo de información los vaticinadores y agoreros, y los adivinos, con ninguna.

Temo que durante un largo período de tiempo políticos y ciudadanos venezolanos hayamos limitado nuestros roles, por un lado, a anunciar y, por el otro, a querer conocer los acontecimientos más inmediatos de la política, poniéndonos al servicio exclusivo de la curiosidad y la necesidad de aseguramiento de nuestros bienes e intereses. Sin embargo, diría también que el peligro de asumir este rol de adivinadores, es decir, el de volver a caer exactamente en la misma situación anterior, aquella que se quería superar, es una de las lecciones aprendidas de este 2018. Los caminos de la adivinación, que en el fondo son los de la pasividad y la victimización, siempre han sido abominables porque implican una opción de nulos aprendizaje, libertad y superación.

Lo importante es entonces que hoy sabemos que otra forma de ejercer la política es posible porque otra forma de apoderarse del futuro lo es también. Hablo de aquella forma de pedagogía social y construcción de intereses comunes que confieren cierta orientación o liderazgo hacia una transformación concreta de la sociedad.

¿Es difícil? Desde luego. Porque exige altas cuotas de perseverancia, esfuerzo y estudio para lograr primero una transformación personal que pueda conducirnos luego, como sociedad, a trascender los límites del voluntarismo y transmitir un auténtico mensaje de esperanza con posibilidad.

La venida de los Reyes Magos, quienes nunca ejercieron de adivinos, sino de verdaderos profetas de la libertad, fue la que me imprimió el impulso de volver a la foto de mis amigos con la frase de Savater, recordándome que es verdad: que los políticos y ciudadanos libres no suelen preguntarse qué va a pasar, sino cuál es el futuro que vamos juntos a construir.

Héctor J. Pantoja Pérez-Limardo

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