“Somos lo que repetidamente hacemos, la excelencia, entonces, no es una acción, sino un hábito.”
Aristóteles
Es importante primero que nada, que reconozcamos el hecho, de que existe mucha literatura y con opiniones diversas, sobre este tema de las habilidades emprendedoras. De todas formas, es claro en la mayoría de dicha literatura, que las habilidades emprendedoras pueden mejorarse y desarrollarse y pareciera obvio que los emprendedores, tienen diferentes grados de habilidades.
Nosotros, fácilmente podemos reconocer los diferentes niveles de las habilidades en cada campo de la actividad humana. En una ocasión, cuando explicaba los diferentes niveles de las habilidades, a personas no familiarizadas con el mundo empresarial, una de ellas me preguntaba, si ellos podían saber, si los jugadores de baloncesto, que ven cuando encienden la televisión, son profesionales o no. Ellos reconocen la diferencia inmediatamente, sin pensarlo dos veces.
Cuando pensamos en el espíritu emprendedor, rara vez nos preguntamos, cuál es el origen de las diferencias en las habilidades.
Aquí nuevamente nos encontramos con el dilema, de si los emprendedores nacen o se hacen. La teoría que estamos tratando de desarrollar hoy, es de la firme convicción de que los emprendedores se hacen.
En mi caso, particularmente he podido comprobar, después de más de 3000 horas de formación de emprendedores, que hay un grupo de ellos, que nacen con las habilidades y que otras personas tienen diferentes grados de estas habilidades, entonces mi trabajo ha sido, primero reforzar a los que las tienen y segundo ayudar a aquellos que tienen diferentes grados a desarrollarlas o encontrarlas, pero definitivamente pienso que la palabra clave aquí es el deseo y la voluntad de quererlas.
Claro está, que esto no impide y más bien debe estimular a todos, para crear las condiciones en la gente, desde muy temprana edad en el desarrollo de dichas habilidades.
Ya será problema de cada quien, de qué hará con ellas, digo esto, no sólo por la voluntad que tengan las personas, sino porque el espíritu emprendedor, no significa solamente la creación de empresas, existen otras posibilidades y campos para llevarlas adelante, claro está que la más evidente, tiene que ver con la creación de empresas, pero qué pasaría si todos los Directores de los planteles educativos del país, tuvieran estas habilidades, que pasaría si todos los funcionarios públicos también las tuvieran y que pasaría si toda persona que trabaja y no tiene una empresa, pero tiene las habilidades.
Estamos hablando de crear un espíritu emprendedor en todos los habitantes de Venezuela, que pasaría entonces?.
Mucha gente cree que las diferencias en las habilidades son innatas, debido a los rasgos o características personales, acerca de los cuales nada se puede hacer. En esencia sostienen que los emprendedores nacen y no se hacen. Definitivamente, si como promotores económicos, tomamos esta posición en serio y de manera tajante, no hay realmente nada que hacer en el trabajo de cada día, simplemente referir los padres de nuestras comunidades a los ingenieros de genética.
Pero si los emprendedores se hacen y no nacen, como creen otros, entonces esta posición de rasgos innatos, sería una renuncia a la responsabilidad de desarrollar emprendedores.
Definitivamente, como Kegan y Laky, han señalado: » Líderes que buscan ganar la guerra de los talentos, concibiendo las capacidades como un recurso fijo que se encuentra » allá afuera»‘ se ponen ellos y sus organizaciones en serias desventajas. En contraste, con Líderes que se preguntan, «¿qué puedo hacer, para lograr que mi entorno se convierta en un terreno fértil para el desarrollo del talento?», por tanto se colocan en una mejor posición para tener éxito»