Padre, tú no eres en primer lugar nuestro Juez y Señor, sino
Nuestro Padre porque oyes el clamor de tus hijos oprimidos.
Que estás en los cielos, hacia donde se dirige nuestra mirada en medio de la lucha
Santificado sea tu actuar liberador contra los que oprimen, tal vez
en tu nombre, Venga a nosotros tu justicia, comenzando por los más empobrecidos.
Hágase tu voluntad y tu liberación, que empieza
En la tierra y termina
En el cielo.
El pan de cada día que producimos todos juntos,
Dánosle a comer juntos.
Perdónanos nuestro egoísmo en la medida en que combatimos el egoísmo colectivo
Y no nos dejes caer en la tentación de explotar a los demás y de acumular riquezas.
Más líbranos de la venganza y del odio contra el malo que oprime y reprime.
Amén.
Estoy seguro que al leer Ud. esta versión se preguntará: ¿La Iglesia cambió la oración que Jesús nos enseñó? Pues no, no es tal. Es una versión de Leonardo Boff, exsacrdote franciscano que, junto a otros, creó a mediados del siglo pasado la llamada Teología de la Liberación” y que fue muy mal recibida por dignatarios eclesiásticos. Era el tiempo de las rupturas de los poderes monárquicos de la Iglesia Católica que –Jesucristo no creó-y que trajo una limpieza de realidades a partir del Concilio Vaticano II.
Personalmente leí el libro: “El Padrenuestro. La oración de la Liberación Integral” cuando salió a la luz, y estos días lo vuelvo a releer para presentar a mis lectores algo más de él.
No es una doctrina, sino una Oración: La versión de Lucas nos deja entrever cómo surgió el padrenuestro: «Una vez estaba Jesús orando en cierto lugar; al terminar, uno de sus discípulos le pidió: Señor, enséñanos una oración, como Juan les enseñó a sus discípulos. El les dijo: Cuando recéis decid: Padre nuestro…» (Lucas 11,1-2). La referencia a Juan apunta al fondo histórico del relato.
La pregunta-petición: «enséñanos una oración» equivalía a decir: «danos un resumen de tu mensaje». Por eso decimos que la oración de Jesús es la quintaesencia de su intención y misión. En ella se nos habla del Padre: Abba, la invocación personalísima del Jesús histórico; de la venida del reino, de la providencia divina que cuida lo esencial de la vida biológica (pan) y de la vida social (el perdón como restañamiento de las heridas o rupturas), de la gran crisis y la tentación.
La versión de Mateo define mejor el significado del padrenuestro como la forma de oración que Jesús quiere, distinguiéndola de las otras maneras, insertándola dentro de otras prácticas de piedad: la limosna (Mt 6,1-4), el ayuno (Mt 6,16-18) y las bienaventuranzas (Mt 5,1-12). Estas últimas, como el ser humano siempre ha estado en la búsqueda constante de la felicidad, y todo lo que hace gira en torno a ella, esta necesidad no ha cambiado a través del tiempo, ya que desde siempre, en el mundo, el tener más riquezas y un mayor poder, ha supuesto tener mayor bienestar. En contraste a este concepto, nos encontramos que la felicidad según Dios es movida más bien por sentimientos internos que se experimentan y causan bienaventuranza en la persona.
Si consideramos la estructura del padrenuestro, notamos inmediatamente dos movimientos que se entrecruzan: uno se eleva hacia el cielo: el Padre, su santidad, su reinado, su voluntad; el otro se pliega hacia la tierra: el pan, el perdón, la tentación, el mal. Para el cielo presentamos tres deseos; para la tierra tres peticiones.Son como los dos ojos de la fe: uno que se levanta hacia Dios, contemplando su luz; el otro que se dirige a la tierra, topando con el drama de las tinieblas; por un lado sentimos la fuerza del hombre interior (espíritu) que irrumpe hacia arriba, hacia Dios, y por otro experimentamos el peso del ser humano exterior (carne) que se curva hacia abajo, hacia la tierra.
Encarnación, Nacimiento y Presentación de Jesús: El cristianismo hay que entenderlo como la prolongación del proceso encarnacional de Dios. Igual que el Hijo lo asumió todo para liberarlo todo, así la fe mira a encarnarse en todo para transfigurarlo todo. De ahí que la fe no se interese solamente por las realidades llamadas espirituales y sobrenaturales, sino que valoriza también las materiales e históricas. Todas ellas pertenecen al mismo y único proyecto encarnacional, en fuerza del cual lo divino penetra lo humano y lo humano entra en lo divino. Debido a esta compenetración, la comunidad cristiana: católicos, evangélicos, ortodoxos, que creen en el mismo Dios, se comprometen en la liberación del ser humano en su “integralidad” y no sólo en su“dimensión espiritual.” También la “corporalidad” donde por ejemplo Cáritas, en su sentido pleno, entraña “la dimensión infraestructural económica, social, política y cultural,que está llamada a la absoluta realización en Dios y a formar el reinado del Padre. Por eso la comunidad cristiana, sobre todo en estos últimos años, se ha comprometido cada vez más en la liberación de los oprimidos, de los condenados «a quedarse en los márgenes de la vida, con hambre, enfermedades crónicas, analfabetismo, empobrecimiento…».
Cuando Ud. reza el Padre Nuestro: ¿toma en cuenta a sus hermanos cristianos o no, que están oprimidos, empobrecidos, denigrados, con hambre, etc, etc,etc…?