Hablar de la amistad en un intento de definirla puede no resultar muy fácil, por cuanto es un sentimiento que tiene tal carga de subjetividad, que pareciera hacer cuesta arriba, todo intento personal de referirse de manera racional a ella. Sin embargo, como somos seres de lenguaje y éste expresa sentimientos y razón, es bueno recordar algunas expresiones de famosos pensadores y escritores para definirla, en este intento de aludir a una cualidad que siempre nos ha definido a los venezolanos. La de ser amistosos y cultores de la amistad. Cualidad que en estos días tradicionalmente afectivos, pareciera dar lugar a la beligerancia entre quienes se proponen un propósito común, como lo es salir de este largo túnel que nos agobia a todos. Intento, iluminar desde la palabra ajena mi propia palabra.
Tan amistosos hemos sido, que se le ha confundido a menudo con complicidad, especialmente en el campo político y en las relaciones de poder, asunto que las benditas redes, parecieran poner en evidencia en fondo y forma, al mostrar lo que podemos llegar a ser los seres humanos, cuando se saltan las talanqueras del alma y las que deberían definir nuestras relaciones con nosotros mismos. Mo olvidemos que los amigos se parecen a uno o nosotros nos parecemos a ellos y como en las relaciones de pareja, somos dueños y responsables de los resultados de nuestras elecciones personales. Y de nuestras viejas y nuevas palabras.
Decía Alberto Moravia, que la amistad es más difícil y rara que el amor y que por eso habría que salvarla como sea, mientras que Balzac, le atribuía un encanto que desde su perspectiva, le faltaría al amor erótico, me refiero a la certeza. En la misma línea, Kipling diría que es igual al amor, pero sin alas. Oscar Wilde, a quien la cultura y lucidez no le garantizaron ni el amor ni la felicidad, pero que era ácido y filoso en el ataque, decía que escogía sus amigos por su elegancia, a los camaradas por su manera de ser y a los enemigos… por su inteligencia. Albert Camus, dueño de una sensibilidad a prueba de balas, vivió como pensó de manera existencialista y por ello creía que el verdadero amigo, llega cuando todos te han dejado solo. Para el Stevenson, en cambio, un amigo es una extensión de la imagen de uno mismo….
En fin, que los que conservamos viejos amigos en estos tiempos revueltos, de traiciones y felonías —expresión medieval y sonora ideal para referirse a los malos amigos— somos bendecidos por la vida que da y toma, pero hemos de mantenernos atentos a crear y mantener climas de discusión sana y respetuosa aunque sea impetuosa, que nos permita recordar que es la capacidad de socializar, la que nos permite compartir como ciudadanos en los diversos ámbitos en los cuales hacemos vida pública y privada.
Los griegos nos dejaron suficientes legados sobre dichos asuntos. Decía de manera general Aristóteles en su Ética a Nicómaco, libros VIII y IX, que cuando se trataba de una virtud, o enlazada a la virtud, la amistad es lo más necesario a la vida, superior a las riquezas y el poder, puesto que éstos sólo pueden conservarse y utilizarse adecuadamente con los amigos. Esto la diferenciaba de lo que llamara “amistad de utilidad” o la “accidental o de placer”, las cuales tenían menos valor que la amistad de “la virtud” o de “lo bueno”, puesto que puede durar y perfeccionarse toda la vida y requiere que no sea utilitaria y contenga un cierto nivel de bondad para mantenerse y perfeccionarse.
Gran lector de Aristóteles, Santo Tomás la considera como una característica del ser social e instintiva, pero ajustada por la inteligencia y la voluntad. No la considera una virtud, pues necesitaría de ésta para manifestarse. Sería virtud, sólo si se tratara de “amor de caridad”, cualidad que sabemos sería muy cara a los padres de los primeros tiempos de la Iglesia y cuyas connotaciones han ido cambiando con los siglos.
Inteligencia y voluntad, son términos vigentes en estos tiempos desangelados; de injurias entre viejos o nuevos aliados de una y otra orilla del rio. De discusiones y enfrentamientos entre buenos amigos, militantes de partidos, miembros de organizaciones de ciudadanos, familiares, vecinos y opositores políticos. Quizás haya que recordar que la amistad en sus diversos niveles, es también un valor muy importante en nuestra cultura de la venezolanidad y que la misma, permite estar en desacuerdo, discrepar y oponerse a las opiniones y propuestas ajenas. Que es un vehículo de la paz y de la ciudadanía que no busca destruir sino crear nuevos vínculos entre los venezolanos, asentados en los valores que nos permitan reencontrarnos para construir el país que soñamos.