#OPINIÓN Cronicario: Venezuela tuvo dos presidentes en simultáneo durante ocho años #18Dic

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Lo real maravilloso, lo barroco, el realismo mágico o el surrealismo no alcanzan a dibujar esta que pudiera parecer una crónica fantástica de Jorge Luis Borges o una macondiana de Gabriel García Márquez, pero fue una realidad de más de ocho años en un país del Caribe con dos presidentes en simultáneo: la Venezuela de la segunda década del siglo XX.

Comencemos por el principio. El general Juan Vicente Gómez desde diciembre de 1908 desplazó de la presidencia de la República a su compadre Cipriano Castro y se hizo elegir presidente para el siguiente período por el Congreso y en 1913 encargó de la presidencia al historiador y diplomático barquisimetano José Gil Fortoul, bajo el pretexto de enfrentar la amenaza de una supuesta invasión de fuerzas castristas. La Constitución establecía que al separarse de su cargo el presidente, por estar al frente del Ejército Nacional, correspondía al presidente del Consejo de Gobierno, ejercer la primera magistratura y su titular era el político y escritor larense.

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Maracay, ciudad jardín

A Gómez no le gustaba Caracas por varias razones y en Maracay, donde se había atrincherado, se sentía a gusto, lejos de las intrigas palaciegas, seguro y cerca de sus haciendas, haciendo su acostumbrada rutina rural como en sus tiempos de La Mulera tachirense. Viejo zamarro pulido en estrategias del poder, Gómez recurrió a la práctica de encargar de la presidencia a personajes leales con quienes no arriesgaba nada y le garantizaban una imagen de alternabilidad para engañar a los venezolanos y al mundo.

En abril de 1914 el Congreso eligió presidente de la República al general Juan Vicente Gómez para un nuevo mandato de siete años, quien con el pretexto de estar preparado para enfrentar una supuesta invasión de su compadre Castro, rechazó asumir y siguió en Maracay como comandante en jefe del ejército y el 19 de abril de 1914, mediante un Estatuto Constitucional Provisorio aprobado de urgencia, el Congreso nombró presidente provisional al ministro de Guerra y Marina, Victorino Márquez Bustillos, con poderes para un mandato paralelo de siete años, mientras el tirano controlaba de hecho la situación política y militar.

Presidente sumiso al otro

De esta manera, entre 1914 y 1922 Venezuela tuvo dos presidentes: Márquez Bustillos, de la absoluta confianza del dictador, con su gobierno en el Palacio de Miraflores, en Caracas y el presidente electo y comandante en jefe del ejército, Juan Vicente Gómez, radicado en Maracay. Leal hasta la sumisión, el provisional decía sin rubor, “aquí vive el presidente, pero el que manda vive en Maracay”, a quien informaba puntual los asuntos de Estado y consultaba todas las decisiones y como Presidente firmaba sus cartas para Gómez: «Su leal subalterno y amigo».

Ni siquiera fue juramentado oficialmente ante el Congreso y sólo notificados Gómez y él, quien muy orondo se paseaba, con su frondoso y ridículo bigote, por los pasillos del palacio con un botón con la figura del Benemérito a la altura del bolsillo del saco, clara señal de asquerosa sumisión y adulante fidelidad.

De Guanare a Trujillo

Hijo de Victorino Márquez y Virginia Bustillos, este singular personaje de la tragicomedia política caudillesca venezolana de fines del siglo XIX y comienzos del XX nació en Guanare en los albores de la guerra federal, en 1858 y pronto se mudó a Trujillo donde se formó en el Colegio Federal de Varones y gracias a su boda con Enriqueta Iragorry Briceño se vinculó a los caudillos regionales Juan Bautista Araujo y Leopoldo Baptista.

Muy joven y con sus habilidades dirigió el periódico El Trujillano entre 1877 y 1887 y en 1890 fue diputado por el Gran Estado Los Andes. Siempre al vaivén de sus picarescas apetencias personales, pese a ser presidente provisional de esa entidad federal se unió a la Revolución
Legalista acaudillada por el general Joaquín Crespo contra su primo segundo el presidente de la República Raimundo Andueza Palacio. En 1893 Crespo lo asciende a general de brigada.

Con la llegada de Cipriano Castro y su compadre Juan Vicente Gómez al poder inicia sus servicios al nuevo régimen. De 1902 a 1904 fue secretario de Gobierno del estado Trujillo, diputado del distrito Trujillo a la Asamblea del estado entre 1904 y 1906 y secretario de Gobierno del estado Zulia en 1909.

Al año siguiente, presidente provisional del estado Trujillo, se distanció del caudillo Baptista quien se rehusó a ratificarlo. Senador por el estado Trujillo (1910-1914) y ya en Caracas es gobernador de Distrito Federal (1911-1912) y ministro de Guerra y Marina desde 1913, cuando el Congreso lo designa presidente provisional.

El trepador

A lo largo de su carrera se descubre que Márquez Bustillos pertenece al grupo de hombres que asumen la política como negocio, un juego donde siempre apuestan a ganador, se arriman como prostitutas a los jefes del dinero. Sin escrúpulos, no sienten asco de plegar sus miserias al mejor postor, siempre del lado del vencedor, sin importarles ética y dignidad, palabras que nada les significan.

Así estuvo Márquez Bustillos en Miraflores, como un amanuense del tirano quien detrás del trono ejercía el poder con puño de hierro y le correspondió asumir difíciles situaciones, como señala Antonio García Ponce en el volumen 89 de la Biblioteca Biográfica Venezolana del diario El Nacional (Caracas, 2008) al tomar el país posición neutral al reventar la Primera Guerra Mundial, pese al sentimiento germano del Benemérito por razones e intereses económicos personales.

El tirano enfermó en 1921 y las ambiciones en la familia generaron comentarios contra la posibilidad que por deceso sobrevenido, Márquez Bustillos tomase el poder. Intrigas y conspiraciones políticas contra el presidente provisional llevaron a Gómez a nuevas reformas constitucionales para asegurar la protección de sus familiares: se hizo elegir presidente y primer vicepresidente a su hermano el general Juan Crisóstomo Gómez, además gobernador de Distrito Federal y segundo vicepresidente a su hijo mayor, general José Vicente Gómez, también inspector del ejército, nepótico blindaje luego de que las presiones forzaron a la renuncia de Márquez Bustillos, quien dimitió el 24 de junio de 1922.

En 1924 fue propuesto representante diplomático ante la Santa Sede pero problemas personales le impidieron presentar credenciales. En 1935, a la muerte del tirano, fue designado secretario del presidente encargado Eleazar López Contreras y renunció por presiones de sectores
antigomecistas.

Candidatura presidencial

En 1940, acercándose las elecciones, López Contreras le propuso la candidatura presidencial. Rechazado por su sello de figura de Gómez, el presidente propuso a su ministro de agricultura, general Isaías Medina Angarita, también proveniente del gomecismo pero carismático y de rasgos demócratas. El 10 de enero de 1941 Victorino Márquez Bustillos murió en Caracas, entre los comentarios de que si lo hubiesen elegido Presidente de la República, no hubiera asumido por fallecer antes de recibir el poder.

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