A través de una carta publicada por el portal web El Español, el dirigente del Partido Voluntad Popular y preso político, Leopoldo López, exhortó a la comunidad internacional a no reconocer a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela.
López insistió que los países aliados a Venezuela deben mantener la presión porque Maduro es un “usurpador” de la presidencia.
A continuación la carta
Amigos y amigas, compañeros de lucha democrática. Con gran respeto me dirijo a ustedes de esta forma porque al haber escogido no ser neutrales ante la situación de injusticia y opresión que vive mi país, la precariedad en la comunicación con el mundo exterior se ha convertido en otro obstáculo para todos y cada uno de los venezolanos que hoy luchamos por el retorno de la libertad y la democracia.
Durante años la oposición en Venezuela denunció el carácter anti-democrático del gobierno y no fue tarea fácil hacerle ver a la comunidad internacional la verdadera naturaleza del régimen que azota a mi país, así como el peligro que significa para todos los pueblos libres y democráticos la mera existencia y la vergonzosa tolerancia de una nueva dictadura en el siglo XXI. En días reciente la señora Vicepresidente de Colombia [Marta Lucía Ramírez], de manera contundente afirmó que “todo el hemisferio es responsable de la dictadura que se instauró en Venezuela”.
Estoy preso desde el 18 de febrero de 2014. Y lo estoy precisamente por denunciar desde 2013, cuando a muchos en mi país y en el mundo les parecía exagerado, al régimen de Nicolás Maduro como una dictadura y por llamar a los venezolanos a protestar de manera pacífica contra el régimen y promover legítimamente un cambio político. Por ello fui condenado a catorce años de prisión y ya llevo 4 años y 9 meses injustamente preso.
Durante todo este tiempo he reflexionado detenidamente sobre tres grandes preocupaciones y dudas que sé, existen en la comunidad internacional con relación al presente y el futuro de mi país. En primer lugar está la preocupación acerca de la situación política, social y económica por la que atravesamos, en especial por su crisis democrática, la emergencia humanitaria compleja y la situación de criminalidad. En segundo lugar, el carácter de la confrontación política, el estado actual de la oposición venezolana y su estrategia para restaurar la democracia y, en tercero, pero no menos importante (por el contrario), el futuro de Venezuela una vez que se haya superado esta confrontación, su estabilidad política, social y económica ante el inminente cambio luego de 20 años de interrupción democrática. En el fondo, podría decirse que estas son las preocupaciones de cualquier demócrata del mundo y con estas líneas quiero hablar en nombre de los demócratas venezolanos , con el objetivo de contribuir a despejar muchas de estas inquietudes.
Sobre la peor crisis política, económica y social de la historia de Venezuela…
Sobre este primer punto, no existe ninguna duda y no quisiera profundizar en algo que ya es evidente: la crisis que actualmente vive mi país es de carácter sistémico y no hay ámbito de la vida pública ni privada que escape de la terrible situación. En lo social, una emergencia humanitaria compleja que ha llevado a que los venezolanos huyan masivamente del país, coman menos de dos veces al día y mueran por no conseguir medicamentos. En lo económico, nuestro país sufre hoy de un proceso hiperinflacionario que perjudica principalmente a los más pobres. Y en lo político se ha instaurado una dictadura.
Sobre el estado actual de la oposición y su estrategia para restaurar la democracia…
Con relación a esta segunda preocupación, no es un secreto que el movimiento democrático ha atravesado sus momentos de mayor dispersión entre finales de 2017 y gran parte de 2018. Por existir en su interior visiones distintas de concebir la salida de la dictadura. Por la administración del terror por parte del régimen a través de persecuciones, inhabilitaciones, encarcelamientos, exilios forzados y asesinatos viles como el del concejal Fernando Albán, quien fue arrojado desde un décimo piso de la sede de la policía política. Por una capacidad tardía de asumir, en conjunto, que luego del cierre de la vía electoral por parte de la dictadura, hemos entrado en una fase distinta, en una fase de resistencia.
Conscientes de esta situación, la oposición venezolana en los últimos meses ha venido haciendo un enorme esfuerzo, primero, por reunificarse y alinearse y una muestra de ello es el reciente congreso “Venezuela Libre”, que reunió a las fuerzas democráticas, representadas por factores políticos, sociales, económicos, académicos entre otros sectores claves del país democrático. En todos los rincones de nuestra geografía se dieron testimonios de mantenerse en pie de lucha, trabajando unidos por la conquista de la libertad y la democracia y por la posterior recuperación de Venezuela en tres tableros: el institucional, el internacional y el popular.
En el tablero institucional, la oposición venezolana se encuentra en intensas conversaciones para construir las bases de un Acuerdo Nacional que defina las reglas de una transición ordenada e inmediata y que garantice la plena vigencia de la Constitución de 1999 como instrumento jurídico- constitucional que unifica el sentimiento de la mayoría del pueblo venezolano. En esta transición, la Asamblea Nacional como principal institución con legitimidad democrática, juega un rol fundamental. Por acuerdo de las fuerzas políticas, a Voluntad Popular, organización de la cual soy Coordinador Nacional, le corresponderá presidir durante el año 2019 al parlamento venezolano. Aprovecho la oportunidad para solicitarles todo el respaldo y solidaridad para con las instituciones que se mantienen firmes en la defensa de la constitución y la democracia.
En el escenario internacional, el congreso “Venezuela Libre” decidió respaldar el acuerdo promulgado por la Asamblea Nacional y también solicita expresamente a la comunidad internacional no reconocer a Nicolás Maduro a partir del 10 de enero de 2019, así como ejercer una mayor presión contra del régimen y su élite corrupta. Cómo es de conocimiento público, el próximo 10 de enero marca el inicio de un nuevo periodo constitucional en Venezuela, pero es fundamental que todo el mundo tenga claro que comienza con un Dictador usurpando la Presidencia de la República y sus funciones.
Nicolás Maduro no ha sido electo en elecciones libres y democráticos, reconocidas por los venezolanos y la comunidad internacional. La petición de la Venezuela democrática es clara: se debe dar el desconocimiento absoluto de Nicolás Maduro como Presidente de Venezuela y de todas las decisiones que tome como usurpador del poder. Serán decisiones ilegales e ilegítimas. Y en el tablero interno, de la lucha popular, este proceso de reunificación de la oposición ha permitido avanzar en la articulación y coordinación de la creciente protesta social con las protesta en pro de la defensa de la democracia y avanzar así en la construcción de los consensos necesarios para cristalizar la organización de una huelga general en contra de la dictadura.
Sobre el futuro que le depara a Venezuela el día después y acerca de que si la oposición está preparada para gobernar… Si bien lograr el cambio político es un objetivo importante e inmediato, no es el único. Y aquí buscamos responder a la tercera inquietud. ¿Qué futuro le depara a Venezuela?, ¿Está la oposición democrática lista y preparada para gobernar?… Otro de los grandes acuerdos del Congreso “Venezuela Libre” fue el compromiso de presentar un Plan para ser ejecutado en el momento de la reconstrucción nacional. El compromiso con los venezolanos y con la comunidad internacional es refundar una democracia sobre bases más justas, y por tanto más sólidas. Tenemos la voluntad de reconstruir y reconciliar a Venezuela y estamos en capacidad de hacerlo. La experiencia de vivir en carne propia los abusos de una dictadura nos lleva a tener un compromiso inquebrantable para no reeditar las fallas que nos llevaron a esta triste situación.
La propuesta es conformar un gobierno civilista de unidad nacional, que vaya más allá de una simple coalición de partidos. Debe ser un gobierno representativo de la diversidad y pluralidad del espíritu republicano y libertario de los venezolanos. Un gobierno comprometido con el objetivo de consolidar la institucionalidad democrática, para poder alcanzar el fin que ha animado nuestra lucha a lo largo de estos años: que todos los derechos sean para todas las personas, que todos los venezolanos, sin exclusión alguna, reciban los beneficios de la democracia y el estado de derecho.
Solo un gobierno que surja de este acuerdo podrá acometer con energía y coherencia las tareas prioritarias que Venezuela demanda y que hemos identificado en consenso: atender la crisis humanitaria, estabilizar la economía, superar la escasez e inflación y promover el crecimiento económico fundado en la producción nacional y la inclusión social. Un gobierno así concebido también tendrá como labor prioritaria, y no escatimará esfuerzos, superar el drama de la inseguridad que hoy aterroriza al pueblo venezolano.
Así es la Venezuela que viene. No tengo dudas de que lo vamos a lograr y el primer paso es derrotar a esta dictadura. No existe ningún poder que pueda contener durante mucho tiempo la voluntad de cambio de un pueblo y más si ese pueblo cuenta con la solidaridad del mundo. En Venezuela somos millones los que clamamos por un cambio. La historia nos ha mostrado que la dictadura de unos pocos no puede con la voluntad de millones. Solo nos doblegarán si no reaccionamos, si nos desmoralizan y nos paralizan. Con un pueblo organizado y movilizado resistiremos, lucharemos y venceremos.
Amigos y amigas de Venezuela, compañeros de lucha: necesaria es la unión de todas las fuerzas democráticas, tanto dentro como fuera de mi país, en torno a un objetivo común: la fundación, el mantenimiento y la defensa de un sistema que sostenga la libertad ciudadana y el respeto del ser humano por encima de todas las cosas.
Muchas gracias.
Leopoldo López preso de conciencia