Buenos Aires, Centro Cultural Kirchner. Un grupo de músicos en su mayoría venezolanos, todos provenientes de El Sistema, se unen bajo la batuta del director surcoreano Jooyong Ahn. A sala llena, tocan para volver a sentirse en casa. El video que realizó TN para presentarlos se llama “Tocar para vivir, los sonidos del éxodo”.
Todo comenzó en un “subte”. Omar Zambrano el fundador de la Orquesta Latin Vox Machine oyó unos músicos en el metro y el sonido le fue familiar: eran músicos venezolanos que de los grandes escenarios, terminaron dependiendo de la caridad de los transeúntes. Y decidió que eso tenía que cambiar. Sus historias son similares: “mi carrera iba hacia arriba cuando mi país se fue hacia abajo”, comentó Zambrano. “Nos quitaron todo y nos dejaron sólo la identidad, que no es negociable. ¡Esto va pa´lante y esto es grande!”.
“Nos montamos en el carro y arrancamos con todas nuestras maletas, ya ahí no había vuelta atrás”, dice el chelista Carlos Luis Andara. Su esposa, la violinista Elizabeth Carolina Gordones recuerda que “fue como cuando arranca una montaña rusa… La primera noche dormimos en el piso porque no teníamos cama. Al bebé lo pusimos a dormir en una maleta, acolchado. Como no sabíamos encender la estufa, pasamos frío”.
Omar Zambrano vendió su piano para poder irse. “La gente me pregunta “¿y si no tenías para comer cómo fue que te viniste?… fácil, vendí TODO lo que había producido en mi vida. Todo lo que produjiste lo vendes y te alcanza para un pasaje y mantenerte dos meses en Argentina… Más que una orquesta, el nuestro es un grupo de contención. Es un pedazo de ese terruño que perdimos en Venezuela y estar juntos nos sana mucho”.
Fedosky Suárez y Joselyn Aguirre, violinistas, Fraimer Reyes, cuatrista, Jermi José Zapata, trompetista y César José Pérez Colmenares, fagotista, todos coinciden en que ninguno quería irse de Venezuela, pero tuvieron que irse, porque la situación los botó. Están agradecidos con Argentina por haberles abierto las puertas.
Estos jóvenes formaron parte de la obra magna del Maestro José Antonio Abreu. Sus sueños, sus proyectos, sus ilusiones de tocar y luchar en Venezuela “por ahora” están congelados. Pero estoy segura de que muchos de ellos volverán a reconstruir el país que tanto aman y extrañan.