Poco conocido entre los medios historiográficos venezolanos y latinoamericanos, fallece el año pasado el eminente historiador judío-alemán, refugiado en los Estados Unidos, profesor George G. Iggers (1926-2017). Admiro la enorme capacidad de concisión sin pérdida de la hondura de sus obras de este hombre de encrucijadas que fue él. A través de sus libros pude comprender de qué manera nace la ciencia histórica en Prusia del siglo XIX de la mano de Leopold von Ranke en la Universidad de Berlín, institución fundada en 1810.
Esa fue una de sus especialidades: difundir el pensamiento historiográfico alemán por el orbe: Rickert, Schmoller, Droysen, Dilthey, el sociólogo Max Weber. Trataba de vencer esa prevención hacia la circulación de las ideas alemanas. Así pude entender gracias a Iggers esa distinción singular tan del pensamiento alemán entre la explicación, propia de las ciencias naturales, y la comprensión, una lógica especial de investigación de las ciencias del espíritu, tal como las llamó su creador el filósofo Wilhelm Dilthey, quien habrá de influir en Meinecke, Husserl, Heidegger, Simmel y Weber y su sociología comprensiva.
Pero no se agota allí su pensamiento universalista, pues también nos aclara Iggers la situación del debate histórico, desde el historicismo clásico del siglo XIX hasta el reciente giro lingüístico que sufre la historia a fines del siglo pasado de la mano de Hayden White y Lawrence Stone, pasando por el marxismo de Gramsci, Thompson y Vovelle, la Escuela de Anales de Marc Bloch y Lucien Febvre, la microhistoria de Carlo Poni, Giovanni Levi y Carlo Ginzburg (El queso y los gusanos), o la antropología histórica. Allí nos queda la convicción de que la historiografía occidental se encamina hacia los estudios de historia cultural de manera creciente y sostenida: estudios de género, sexo, experiencias existenciales de personas concretas, convicciones religiosas e ideas educativas, entre otras.
Nos deja una obra de grandes proporciones, tales como el Diccionario internacional de grandes historiadores, La Ilustración alemana y la historia, La imagen de Ranke, La concepción germana de la historia, Nuevas direcciones de la historiografía europea, El culto a la autoridad, entre otras. Es Iggers un gigante del pensamiento que conocía de filosofía, literatura y arte, verdadero hombre de encrucijada que podía expresarse en varias lenguas modernas.
Sin embargo es de hacer notar que hay una notable omisión en su obra: el pensamiento filosófico y la producción historiográfica en habla castellana. Apenas sí hace mención del pensador español formado precisamente en Alemania: José Ortega y Gasset (1883-1955) y su raciovitalismo, corriente de pensamiento que influye en Leopoldo Zea, Samuel Ramos, Arturo Ardao, José Luis Romero y el eminente ensayista venezolano Mariano Picón Salas.
Junto al historiador Eric Hobsbawm (La invención de la tradición, Bandidos, Historia del siglo XX), los críticos literarios George Steiner (Gramáticas de la creación) y Harold Bloom (El canon occidental), es Iggers uno de los más destacados pensadores hebreos de los siglos XX y XXI. Por ello se lo recomiendo ampliamente a los participantes del Doctorado en Cultura Latinoamericana y Caribeña que ofrece con gran éxito el Instituto Pedagógico Barquisimeto Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa.