Las autoridades de Madeira cifran en unos 6.000 los venezolanos luso descendientes que han buscado refugio en la isla, a la que llegan con condiciones de precariedad.
Son portugueses de segunda y tercera generación, descendientes de los que hace décadas dejaron Madeira en busca de una vida mejor en Venezuela y ahora hacen el trayecto al revés.
Aura Rodríguez, representante de la organización Venexos, una de las que les ayuda a integrarse en la isla, explicó que es difícil decir cuántos han llegado ya porque algunos entran en Europa vía Madrid.
En la isla de sus antepasados “tienen acceso a la seguridad social y les estamos apoyando en la educación”, dijo el presidente, quien precisó que, de los que ya están inscritos en el sistema regional de salud, “muchos tienen enfermedades serias, oncológicas o cardiovasculares”.
Reciben ayuda también en el instituto de empleo, entidad a través de la que “ya colocamos a cerca de 3.000”, pero “ahora está además el problema de la vivienda”, aseguró.