En Paradise no podía verse ni a uno solo de sus residentes luego de que la mayoría huyeron de la ciudad del norte de California que fue arrasada por las llamas. Los vehículos abandonados y calcinados abarrotaban la vía principal el viernes, en una muestra de la frenética evacuación de la víspera.
La mayoría de los edificios están en ruinas, vecindarios enteros quedaron arrasados y su distrito de negocios está destrozado. En un solo día, esta ciudad de 27.000 habitantes y fundada en el siglo XIX a los pies de la Sierra Nevada quedó en gran parte reducida a cenizas por un incendio que avanzaba tan rápido que impidió la intervención de los bomberos.
Apenas un día después de originarse en las afueras de Paradise, el fuego había calcinado el viernes casi 360 kilómetros cuadrados (140 millas cuadradas) de terreno y destrozó más de 6.700 estructuras, casi todas ellas viviendas, convirtiéndose en el incendio más destructivo en California desde que se tienen registros.
Nueve personas fueron halladas muertas, algunas dentro de sus coches y otras en el exterior de sus vehículos o casas luego de una desesperada evacuación, considerada “el peor escenario posible” por el jefe de la policía del condado de Butte, Kory Honea. Por el momento se desconocían las identidades de las víctimas.
«Esto es lo que llevábamos mucho tiempo temiendo”, apuntó Honea añadiendo que no hubo tiempo para avisar a los vecinos puerta por puerta.
Con incendios activos también en la parte sur del estado, las autoridades estimaron que, en total, más de 200.000 personas se habrían visto obligadas a dejar sus casas. Las órdenes de evacuación incluían a toda la ciudad de Malibú, donde viven 13.000 personas, incluyendo varias de las grandes estrellas de Hollywood.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emitió una declaración de emergencia el viernes para permitir la asignación de recursos federales a los condados de Butte, Ventura y Los Ángeles. Pero más parte amenazó con retener los pagos al estado afirmando que su gestión forestal es “muy pobre”. El dirigente dijo en Twitter el sábado que «no hay razón para estos incendios masivos, letales y costosos en California».
«Cada año se dan miles de millones de dólares, con tantas vidas perdidas, todo debido a la mala gestión de los bosques. ¡Remédienlo ahora o no (habrá) más pagos federales!”, dijo Trump.
El incendio en Paradise, a unos 290 kilómetros (180 millas) al noreste de San Francisco seguía ardiendo sin control el viernes.
En el sur de California, los bomberos esperaban que la breve calma prevista para el sábado les dé la posibilidad de bloquear los fuegos que avanzan sin descanso hacia el mar.
Se espera que los vientos que guiaron las llamas a través de cerros y colinas secas en el norte y oeste del centro de Los Ángeles cesen hasta el domingo, cuando volverían a avivarse con rachas de más de 55 km/h (35 mph), o incluso más fuertes, según los meteorólogos.
En menos de dos días, los incendios de Hill y Woolsey devoraron más de 150 viviendas y obligaron a desalojar a más de 250.000 personas, según responsables de los servicios de bomberos.
La calma prevista para el sábado dará a los bomberos una oportunidad para controlar el perímetro de los fuegos y relevar a sus efectivos sobre el terreno, que llevan trabajando dos días sin descanso, explicó el jefe del cuerpo del condado de Los Ángeles, Daryl Osby.
Pero con el regreso de los vientos, es probable que se pierdan más casas, advirtió Osby. «No va a haber ningún alivio en esta lucha contra el fuego”, dijo.