Las autoridades se apresuraban este martes 23 de octubre a evacuar áreas bajas e instalar albergues mientras que el huracán Willa, con vientos de 215 kilómetros por hora (130 millas por hora), se encaminaba a tocar tierra por la tarde en una franja de la costa mexicana del Pacífico poblada de centros turísticos, playas de surf y pueblos pesqueros.
Willa alcanzó brevemente la categoría 5, pero entonces perdió algo de fuerza y volvió a la categoría 4. Pero el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, en Miami, advirtió que la tormenta aún muy probablemente llevaría “marejadas, vientos y lluvias peligrosos para la vida” a partes del suroeste y el centro-oeste de México.
Trabajadores tapiaron ventanales en hoteles y las autoridades ordenaron el cierre de las escuelas en áreas bajas en las que pueblos y campos de cultivo yacen entre el mar y lagunas. Se decretó una “emergencia extraordinaria” para 19 municipios de los estados de Nayarit y Sinaloa, anunció la Secretaría de Gobernación.
Entre 7.000 y 8.000 personas eran evacuadas de las zonas bajas, principalmente en el estado de Sinaloa. El huracán se acercaba a las Islas Marías, un archipiélago a 96 kilómetros (60 millas) de la costa que incluye una reserva natural y una prisión federal. Los meteorólogos dijeron que la tormenta tocaría tierra por la tarde en un tramo de 220 kilómetros (140 millas) desde Mazatlán hasta San Blas.
Si bien probablemente se debilitaría un poco, se pronosticaba que sería un poderoso huracán de categoría 3 al tocar tierra. Enrique Moreno, alcalde de Escuinapa, un municipio de 60.000 habitantes en el camino de Willa, estimaba que debían ser evacuadas entre 6.000 y 7.000 personas, y subrayó la importancia de seguir las indicaciones de los equipos de rescate por la seguridad de todos, aunque la gente fuera reacia a dejar sus viviendas. Para atenderlos se han habilitado 14 albergues.