La calzada de Copacabana se tiñó por completo de verde y amarillo esta mañana, cuando miles de personas salieron a la calle para defender la candidatura del ultraderechista Jair Bolsonaro, amplio favorito para vencer en la elección presidencial al izquierdista Fernando Haddad el domingo próximo.
“¡Fuera PT!” y “¡Yo vine gratis!” fueron los dos gritos de guerra de los seguidores de Bolsonaro en el acto donde cerca de una 10.000 personas dieron uno de los últimos alientos al candidato del Partido Social Liberal (PSL).
Con cuatro carros de sonido apostados sobre la Avenida Atlántica, que bordea la playa de Copacabana, los seguidores de Bolsonaro, en su mayoría vistiendo camisetas amarillas y de la selección brasileña de fútbol, celebraron el clima favorable que se presenta ante el desenlace inminente de la elección.
De acuerdo con las últimas encuestas, Bolsonaro sostiene una abultada ventaja sobre Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores (PT) y delfín del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. Se impondría por 59 puntos a 41, según divulgó la consultora privada Datafolha el jueves.
“El pueblo está cansado de tanto robo y de la división que ha creado la izquierda entre blancos y negros, y gays y heterosexuales”, dijo a The Associated Press Andre Amarol, 34 años, chófer de Uber.
Amarol, quien votó y acompañó a Lula en su primer gobierno, entre 2003 y 2006, dijo que se decepcionó con él y con la política y que ahora ha vuelto a confiar. “Pensaba que porque Lula era una persona del pueblo iba a gobernar por nosotros, pero me defraudó. Él (Bolsonaro) es un hombre familiar y honesto, confiamos en él”.
El votante de Bolsonaro vestía una camiseta militar con el rostro de Bolsonaro. Era uno de los productos más vendidos del merchandising, junto con camisetas amarillas con la frase “Mi partido es Brasil” y muñecos inflables de Lula vestido de presidiario.
Al igual que Río, Sao Paulo, Brasilia, Salvador de Bahía, Curitiba y otras ciudades de Brasil registran este domingo manifestaciones en apoyo a Bolsonaro.
El candidato derechista, quien se presenta como un “salvador de la patria” que promete sacar a Brasil de una debacle política, económica y moral, ha sentado su plataforma sobre el combate a la corrupción y a la violencia como grandes ejes.
A la par de su popularidad, Bolsonaro generó en Brasil una enorme onda de rechazo gracias a su historial de comentarios ofensivos hacia las mujeres, los negros y la comunidad homosexual.
El candidato del PSL, un nostálgico de la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985 y congresista desde hace 27 años, promete valorizar a las fuerzas de seguridad y adoptar una política de tolerancia cero contra la criminalidad.
Entre sus proyectos aparecen la flexibilización de las normas para el porte de armas y el otorgamiento de mayor protección legal a los policías que cometan crímenes durante su servicio, lo que muchos sectores interpretan como una carta blanca para matar. Bolsonaro es tildado de “fascista” y considerado un riesgo para la democracia según sus opositores.
“La policía no está pudiendo enfrentar a los criminales, está llena de trabas y problemas por causa de los supuestos derechos humanos”, dijo Fernando Brum, 60 años, un policía militar retirado que se entusiasma con las propuestas de Bolsonaro.
Brum se mostró entusiasmado con el candidato derechista, a quien considera el único “patriota y brasileño” que puede derrotar al “PT y al comunismo” en Brasil.
Desde uno de los carros de sonido dirigió la palabra Wilson Witzel, candidato favorito para gobernador de Río de Janeiro. Witzel se presentó como un “soldado de Bolsonaro” y prometió ayudar a “renovar la vida política” de la mayor economía de Latinoamérica.