Alguna vez te has preguntado, ¿cómo se ha garantizado la permanencia de los seres humanos en el planeta?, se debe a la hora dorada bien llamada “lactancia materna” (LM). Si nos ubicamos en el tiempo actual, con todos los conocimientos y teorías en las que se ha podido trabajar gracias a la ciencia y tecnología se comprueba que la lactancia materna es sin duda el mejor comienzo para la vida.
En principio, los componentes de la leche materna son todo lo que el niño o la niña necesita para que su sistema cerebral, neurológico, físico, y digestivo se desarrollen de manera adecuada y así gozar de una excelente salud en su crecimiento permanente. Sin embargo, durante el proceso muchos inconvenientes y mitos pueden hacer que se torne defectuoso el acto, más no es algo que no se pueda solucionar.
Por otro lado, si lo vemos del lado emocional, la leche materna es el vínculo afectivo principal que une al niño o niña con su madre. El tiempo que dicho bebé pasa en gestación, hace que la madre adopte su cuerpo a las necesidades de éste, y que su leche sea el único alimento emotivo y digestivo que su cuerpo requiere sin importar los comentarios degenerativos hacía ella.
Es por eso que si discernimos que la leche materna es el mejor sustento para el recién nacido desde su alumbramiento hasta los próximos seis meses de vida como exclusivo y a eso le sumamos las millones de emociones que sienten ambos participantes (madre e hijo), es sin duda la mejor apertura a una vida saludable.
La lactancia materna, va mucho más allá del sustento nutricional como tal, porque el amor también es alimento. Alimento para el alma, para el espíritu, y con paciencia la LM se convierte en la mejor herramienta para alimentar, mimar, y comenzar a criar una nueva vida. Fomentar y apoyar a las madres lactantes, es un camino largo de recorrer. Los errores, el miedo, y el dolor son válidos, pero con apoyo e información todo es posible.