Cuadrillas de obreros removían escombros el domingo tras la devastación causada por el huracán Michael en el noroeste de Florida, mientras el alcalde de la comunidad más impactada expresaba esperanzas de hallar a las personas desaparecidas.
La Casa Blanca anunció que el presidente Donald Trump, acompañado por la primera dama Melania Trump, preven visitar Florida y Georgia el lunes para inspeccionar los daños. No se identificaron las zonas que visitarán.
La situación en la localidad de Mexico Beach era precaria, debido a la falta de comunicaciones y suministros básicos.
En total la cantidad de muertes provocadas por el huracán ascendió a 17, una sola de ellas en Mexico Beach, localidad de unos 1.000 habitantes abofeteada directamente por el meteoro y sus vientos de 250 kilómetros por hora (155 millas por hora).
El alcalde Al Cathey estimó que unas 250 personas se quedaron en sus casas cuando pasó la tormenta, y expresó esperanzas de hallarlos con vida. Manifestó que las cuadrillas de rescate ya habían registrado los vecindarios más averiados.
“Si solo hubo un muerto eso sería un milagro para mí”, dijo Cathey.
Aseguró que había entrado suficiente agua y alimentos para los residentes que siguen en la localidad. Incluso se había restaurado el servicio de telefonía celular en algunos sectores.
Cinco días después del impacto de la tormenta, el Panhandle de la Florida continuaba devastado, desde pequeñas comunidades playeras hasta la ciudad de Panama City, e incluso en comunidades rurales lejos de donde llegó el ciclón.
«Hay comunidades rurales, pobres, tierra adentro, que están devastadas”, dijo el senador republicano de Florida Marco Rubio en el programa «Meet The Press» de la NBC.
“Y estamos hablando de gente pobre, de edad avanzada, uno lejos del otro, lejos de caminos e incluso de caminos de tierra que están ahora bloqueados. No hemos podido llegar a esa gente en varios días”, manifestó el senador.
Una cantidad desconocida de personas en la región está viviendo en casas averiadas, sin electricidad, y sin los medios para ir a otra parte, ya sea permanente o temporal.
Algunas vías fueron despejadas después de que los obreros extrajeron los árboles y los cables eléctricos caídos, pero no funcionaban los semáforos y la mayoría de las estaciones gasolineras estaban cerradas.
Las autoridades evacuaron a casi 3.000 presos de dos cárceles dañadas por el huracán: la Gulf Correctional Institution y la Annex and Calhoun Correctional Institution. No hubo lastimados entre los presos ni entre el personal de esas instalaciones.