Parte II
El Estado venezolano hace bastante tiempo decidió eliminar el término “Día de la raza” por razones de dominación ideológica. Consideró que el término sembraba en la mente de los venezolanos un espíritu de auto dominación sicológica. Era como aceptar que un país extraño se colocaba étnicamente hablando, por encima de nosotros y eso era inaceptable. Eso estuvo bien. Lo malo fue lo que vino después y que ampliaremos en el próximo párrafo, entonces, colocó otros nombres. Día de la Resistencia Indígena o Día de la Dignidad como lo mencionamos en el artículo anterior, y que obviamente cuadran mejor con sus ideas políticas.
En mi opinión sincera, confieso, como profesor de historia con cierto conocimiento del tema en mi área, me pareció interesante el planteamiento. Pero lo que vino después fue lo que siempre sucede con personas y gobernantes que no portarán nunca en sus corazones el amor de Cristo, indispensable para hacer las buenas obras. Sustituyeron la supuesta dominación sico-ideológica de una nación europea como España por una dominación sicológica, política, económica y moral de una nación caribeña con valores espirituales extraños, visiblemente alejados de la Luz Admirable que es el Evangelio de Dios a través de nuestro Señor Jesucristo y del Espíritu Santo. Lo cual ha traído como consecuencia la caída paulatina del nuestro país hacia un destino incierto. Y que no se sabe dónde irá a parar.
La calificación de los días especiales patrios, a través del nombre que se le quiera dar, en nada cambia los propósitos altruistas que debe haber en una nación. Son las actuaciones de los hombres, en este caso de los gobernantes quienes deben hacer la diferencia, la cual debe estar enfocada a beneficiar en todos los órdenes al ciudadano. Día de la raza, Día de la resistencia indígena, Día del encuentro entre dos mundos, para nada hacen la diferencia si el jefe de Estado y su gabinete de gobierno no implementa políticas económicas que beneficien el desarrollo del país. Nada hace una nación desenterrando héroes muertos, agregando estrellas a la bandera o exaltando nombres de campesinos muertos en el pasado. O depositando dinero en las cuentas de los más necesitados sino se promueve el desarrollo de la agricultura, de la industria y la movilidad comercial. Esto así no va a durar mucho.
Cuando el presidente de los EEUU Abraham Lincol dijo “Creo que la Biblia es el mejor regalo que Dios haya hecho al ser humano. Todos los bienes del Salvador del mundo nos son comunicados a través de este libro” estaba dando en el clavo de cómo ser y actuar un gobernante. Pero esto no es casual. Sus biógrafos cuentan que la mamá de Abraham, “la señora Lincoln acostumbraba emplear una parte del día en leer las Escrituras a su familia. Cuando Abraham y su hermana aprendieron a leer, participaban por turnos en el deber de la lectura dominical”. Esto dice mucho de la importancia de que todo hombre se sumerja a leer y entender lo que Dios dice es su Palabra. Por ello, no tuvo duda de abolir la esclavitud lo cual le costó la vida porque murió asesinado.
Este es un día que debe ser recordado de manera normal, sin adjudicarle etiqueta especifica de tipo política de izquierda o de derecha. Solo debe recordarse como un hecho que marcó el fin de un proceso histórico y el comienzo de otro. ¡Listo!. Y eso nos recuerda que todo proceso político tiene su tiempo y que de un momento a otro tiene que cambiar. Incluyendo el de Venezuela. Solo tenemos que enfocarnos a sacar lo mejor de ese proceso y desarrollar más profundamente una relación personal con nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Y cultivar un espíritu de servicio y amor por el prójimo como lo manda nuestro Creador Cristo Jesús. Hasta el Martes Dios mediante por la WEB.