Alemania festejó el miércoles el 28vo aniversario de la reunificación del este y el oeste, un proceso que según la canciller Angela Merkel aún no ha finalizado. Los gobernantes del país expresaron preocupación sobre las divisiones en la sociedad y el ascenso del populismo.
La reunificación se produjo el 3 de octubre de 1990, después de más de cuatro décadas de división durante la Guerra Fría y menos de un año después de que Alemania Oriental abriera su frontera fortificada.
Desde entonces se han registrado muchos avances, pero persisten las diferencias económicas y de otro tipo entre el oeste y el este, menos próspero. Las declaraciones de las autoridades el miércoles expresaron preocupación ante las nuevas divisiones y la polarización de la sociedad alemana, que en modo alguno sigue los lineamientos de la división este-oeste.
Merkel, criada en Alemania Oriental, dijo que «la unidad alemana no es completa» y que aún presenta desafíos.
«Veintiocho años después, sabemos que lo que llamamos la unidad alemana es un proceso, un largo camino que nos convoca una y otra vez a escucharnos unos a otros», dijo.
En los últimos tres años, el arribo de grandes contingentes de refugiados y migrantes ha alimentado la polarización política. El partido nacionalista Alternativa para Alemania, que tiene apoyo en todo el país y sobre todo en el este, llegó al Parlamento nacional por primera vez el año pasado.
Las violentas protestas de la derecha hace un mes, tras el asesinato de un alemán en la ciudad oriental de Chemnitz, presuntamente por migrantes, han acentuado los temores.
«No permitiremos que nos dividan y no es cuestión de este y oeste, no es tan sencillo», dijo el alcalde de Berlín, Michael Mueller, en la ceremonia principal en el teatro de la ópera estatal.
«En Alemania también vemos la presunción de colocar al ‘pueblo’ contra la oposición política, contra minorías supuestas y reales, contra los elegidos por el pueblo», dijo el presidente del Parlamento, Wolfgang Schaeuble, uno de los negociadores de la reunificación. «Pero nadie tiene derecho a decir que él solo representa al pueblo».
Abogó por un «patriotismo contemporáneo» caracterizado por la «confianza en nosotros mismos, la calma y el optimismo».
Hubo una gran presencia policial en Berlín, donde unas mil personas participaron en una marcha organizada por un grupo de derecha. Muchos portaban banderas alemanas y coreaban, «Merkel debe irse». Se los mantuvo separados de una contramanifestación.