#OPINIÓN José Luis #02Oct

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El sector de la urbanización que habitamos tiene la forma de una hache (H) acostada. De aquí en adelante denominaremos hache al sector. La raya horizontal que une las rayas verticales de los extremos tiene 20 casas; 10 en cada acera. En las verticales, hay 10 casas en cada una; en total el sector tiene 40 casas.

Cuando se pobló la urbanización con los adjudicatarios, todas y c y cada una de las casas tenía al frente, en la acera, dos cuadrados sin encementar para colocar plantas. La vegetación del sector inicialmente fue sembrada en su totalidad y el sector de la hache se adornó de los verdes vegetación. Transcurrido los años, los árboles, como siempre sucede, se convirtieron para todos los moradores en un estorbo; porque levantaban el piso de las aceras, porque sus raíces agrietaban el piso y las paredes de las casas. El sector hache de la urbanización a partir de la saña contra la vegetación se convirtió en una especie de yermo.

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Desolada vegetalmente. Había muchos muchachos, todos hijos de los pobladores de la hache que mantenían la alegría con sus juegos. Los Silva, los Oropeza, los Santelíz, los Mujica, los Iribarren, los Gutiérrez, Nacho y Carlos Brand. Ángel Lohengrin, mi hijo, con sus hermanos y uno de los Oropeza que llamábamos “Cuchita,” organizaron un grupo teatral de títeres que llamaron “El Cucarachero”. Cosecharon muchos triunfos y hasta premios. En Maracay contaron con el aliento del poeta y humorista Aquiles Nazoa. En síntesis, fueron todos muchachos muy sanos.

Crecieron y cada cual siguió su destino. José Luis, uno de los silva, es ahora un responsable señor de su hogar. Pero José Luis, como todos esos muchachos de la hache, es un ser sensibles, con muchos sentimientos. Y un día de estos, este joven señor, se conmovió de la desolación vegetal del sector; y por iniciativa propia, se fue a un vivero y adquirió una cantidad suficientes de palmeras enanas para repoblar los frentes de las casas con dos plantas; él mismo, como el más humilde labriego, se ocupó de sembrar las plantitas y ahora la hache se llenó del verde hojas palma. Son plantitas niñas, 50 o 60 centímetros. Pero además de repoblar al sector, José Luis, con su generoso gesto de nobleza nos ha enseñado una digna lección de desprendimiento, de afecto por la urbanización y de la mejor buena voluntad para los moradores de la hache.

José Luis, bendita sea tu generosidad y que tú como todos los hijos del sector sigan apegados a la nobleza y al espíritu de desprendimiento que te caracteriza como espiga ejemplar de esa progenie.

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