#OPINIÓN Colón ¿Héroe o villano? #02Oct

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Pocos personajes en la historia de la humanidad se han hechos tan controversiales como la del marinero que por desgracia o por fortuna le correspondió iniciar el proceso de colonización en el continente Americano. Hasta hace pocos años privaba en la historiografía mundial el ideal heroico del descubridor, el hombre que trajo la civilización a América, un quijote que transformo el mundo sin tener el mismo conciencia de lo que había hecho.

Pero también ha surgido una historiografía adversa la del ambicioso marino que solo buscaba ampliar los intereses económicos del mejor postor europeo, iniciador de la colonización y el genocidio sobre el territorio Americano.

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Y es que es difícil negar ambas apreciaciones desde quienes lo acusas o lo glorifican hay verdades indiscutibles y la comprensión de su vida ayer y hoy están llena de pasiones, el producto de su hazaña ha sido de múltiples formas evaluado: para algunos la colonización fue la llegada de la civilización, y de no haber sido por los españoles poco tiempo después fuéramos sido colonizados por otra nación Europea quizás con mas capacidad de exterminio que esta. Para otros el genocidio la pretensión de abolir a un pueblo y su cultura el sometimiento a la esclavitud no pueden tener ninguna justificación ni perdón.

Pero lo extraño es que Colón del cual se desconocen muchas cosas desde su lugar de nacimiento y otras etapas de su vida hasta llegar a ser el gran expedicionario, este hombre que para muchos murió sin saber que había no descubierto sino dado a conocer a los europeos que existía otra geografía, otros hombres.

Paradójicamente después de la independencia a pesar de la lucha acérrima de nuestros republicanos contra el coloniaje desde los primero movimientos independentista enarbolaron la bandera de honrar al navegante que abrió la colonización dándole el nombre de Colombia a esta región. Y así lo plantearon Francisco de Miranda y Simón Bolívar que no fueron los primeros ni tampoco los últimos.

Y hoy mientras algunos le siguen rindiendo homenaje al almirante Colón cada doce de Octubre, mal llamado día de la raza o descubrimiento otros tumban sus estatuas como símbolo de emancipación. Pero en ambas actitudes predomina aun la ignorancia, la comodidad o la simple rebeldía, mientras que en los procesos históricos los hombres y las circunstancia sigan siendo vistos como si se tratara del guión de una película donde solamente hay buenos y malos, la comprensión de la historia seguirá siendo mediatizada y no alcanzaremos a comprender el papel que algunos hombre han tenido que jugar en ella, ateniéndose al contexto.

Colón como muchos hombres de nuestra historia no fue llevado en su hazaña por simples hechos altruistas pero tampoco puede ser visto el proceso de colonización como el plan malévolo de un hombre que en la practica, en lo personal, no logro gozar y obtener algún beneficio del proceso de colonización salvo el hecho de que su nombre sea imborrable de la historia de la humanidad: para idolatrarle o aborrecerle.

La historia latinoamericana (cuando aún éste término no existía) como unidad, comienza a escribirse desde el diario del Almirante Colón, no es una historia académica, pero al fin pretende explicar desde afuera qué somos, de dónde venimos, y hacia dónde vamos: éramos bárbaros, sin religión monoteísta, sin dominio de la tecnología (hierro, pólvora).
Fundamentalmente ubicados en el paleolítico, por no haber trabajado con los metales pero paradójicamente capaces de crear las obras arquitectónicas que aún causan envidia en Europa y Norteamérica. Esta visión marcadamente occidentalizada demarca los antecedentes de nuestra primera historiografía, cargada de etnocentrismo, de mitología, de prepotencia cultural y religiosa y de una ambición desmedida. América tierra nueva, ingenua, necesita de un gran impulso salvador (más no modernizante) representado por la madre Europa, acabar con las culturas existentes y reconstruir sobre bases europeas (pero en condiciones de dependencia con ésta) es el único sentido de su historia: negación y progreso.

De esta visión eurocentrista se harían eco muchos de nuestros grandes intelectuales en el siglo XIX, que sin estudiar a profundidad nuestra historia aborigen, en defensa de un proyecto iluminista y de modernización al estilo europeo, reproducirían este eurocentrismo.

La historia de América Latina y del resto de los países hoy llamados subdesarrollados y geográficamente ubicados mayoritariamente al sur del globo terráqueo, ha sido fundamentalmente escrita, tanto por propio como extraños, a partir de parámetros ajenos, impuestos. Nuestra historia ha sido una reproducción de la cosmovisión del mundo a partir de una cultura dominante: la europea- occidental.

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