(15) Desde aquí…
“Tener alas para despegar es más importante que tener la libertad de volar” (Miguel de Unamuno)
El ser humano viaja buscando huir de un lugar para llegar a otro lugar. La diferencia está en el cambio que implica salir de la casa, ir hacia otro sitio, ver otros paisajes, conocer otra cultura, alejarse de siempre lo mismo. La falta de descanso y la prisa nos estresa y descontrola. A todos nos hace falta un cambio que nos dé vida no que nos la quite. Estar solos, lejos de lo que nos aturde produce sus gratos efectos al espíritu. Estar en completa soledad es el desafío de las dudas que tenemos sobre nosotros mismos, es atrevernos a analizar lo espinoso que llevamos dentro. Hay una gran diferencia entre la oscuridad y el frío de la soledad: Estar solo en medio de las penumbras no es tan duro ni tan penoso como lo es sentir el frío y no hallar calor que lo anime y desentuma. A veces es necesario viajar dentro de uno mismo y descubrir las vetas de oro que guarda el sentimiento.
Viajamos porque buscamos algo diferente, enrumbarnos por lugares en los que la magia del vivir vaya más allá de lo que ven los ojos; lo que aquellos lugares hablan al alma escapa a cualquier cálculo. Los momentos vividos no se pueden reconstruir, tampoco el tiempo perdido. Nada satisface tanto como intentar crear una obra, darle vida y embellecerla con nuestras propias manos.
Hemos dejado de utilizar la imaginación, somos esclavos del celular, ya no hablamos ni compartimos en familia, ignoramos la belleza y calidez de las auroras que ruedan sobre los paisajes del mundo, hemos olvidado sacar el tiempo para contemplar el hundimiento de las últimas estrellas en el amanecer, hemos olvidado el ahora para enfrascarnos en lo que ayer perdimos y en el futuro incierto. “Las peores enfermedades del hombre son: la incomunicación, la revolución tecnológica y la vida centrada solo en el triunfo y ambiciones personales” (José Saramago)
Seguro es que no saldremos de la crisis que padece nuestra civilización si no cambiamos los hábitos y valores, sobre todo los consumistas e individualistas que por doquier nos están invitando a entrar por su aro. Este tipo de cambios se dan en la sociedad cuando el Estado cumple con sus deberes. Solidaridad, saber y esfuerzo hacen milagros. El saber refuerza la autoestima de los seres humanos y confiere autonomía a la sociedad civil.
Así como se ha globalizado la economía y las comunicaciones, se debe globalizar la conciencia, multiplicar el saber, la educación, la solidaridad y esfuerzos todos unidos para salir del atraso y avanzar, construir el mundo que necesitamos y encontrarnos todos para transformar la sociedad, humanizarla, convertir nuestro mundo en un lugar más fraterno, más libre, más justo, más amable.
En su libro “La República” Platón habla a través de la fábula de los esclavos atrapados por la fascinación del juego chinesco. Anteriormente la fascinación era la novedad, lo mágico lo mejor. En nuestro tiempo estamos atrapados por la fascinación de las nuevas tecnologías, pensamos en función de una máquina.
Los ratos de ocio son nuestras adquisiciones más valiosas. Aflojemos el arco de las preocupaciones para que la tensión excesiva no vaya a romperlo, prestemos atención a las alarmas del cuerpo cuando el alma quiera hablarnos de nosotros mismos ¡Dejemos la prisa! Es lindo vivir y respirar tranquilo, si falta una pieza al crucigrama, no cambiemos por una pieza la esencia natural de nuestra existencia.
Desde aquí… continúa la próxima semana.