La decisión de las autoridades nacionales del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat), de eliminar todas las bonificaciones que tenían los trabajadores al servicio de la institución, y les fijaron el Salario mínimo de Bs. S. 1.800, provocará una verdadera “estampida” en la institución.
Fuentes vinculadas con las organizaciones sindicales, tanto las bolivarianas como de la oposición, han expresado su malestar ante esta decisión, por cuanto consideran que están matando la “gallinita de los huevos de oro”, debido a la recaudación del Seniat es la que ha venido aportando los recursos para mantener la administración pública nacional y el financiamiento de los programas sociales que ha venido implementando el Ejecutivo.
Recuerdan que las dos fuentes principales de ingresos que tiene la Nación, son Petróleos de Venezuela y la recaudación de impuestos por parte del Seniat, advirtiendo que ante la caída la producción petrolera, y por consiguiente de los ingresos por renta de hidrocarburos, era el ente recaudador el que venía dando la cara.
Trascendió que muchos trabajadores habían renunciado a la institución, no solamente a nivel nacional, sino también en las regiones; sin embargo, quedaban unos pocos que venían realizando el trabajo, quienes después de conocer la noticia de la eliminación de las bonificaciones, han manifestado su voluntad de poner sus cargos a la orden, porque sin las bonificaciones los dejan completamente desprotegidos, ante una economía hiperinflacionaria, donde los precios de los bienes y servicios se duplican semanalmente.
Recuerdan los trabajadores que estas bonificaciones que venían cobrando durante años, legalmente se convierten en derechos adquiridos, recordando asimismo que los derechos laborales son progresivos, nunca pueden ser regresivos afectando los intereses de los trabajadores.
Aseguran que la dirigencia sindical hizo las observaciones sobre el impacto que podría tener una medida de este tipo, pero no la tomaron en consideración, por lo que hoy se están preguntando: ¿Quién va a levantar la recaudación de los impuestos?, tomando en cuenta que el Seniat se convertirá en un “cascarón vacío” al no tener el recurso humano indispensable.
