Suecia podría tener por delante semanas de incertidumbre y de complejas negociaciones de coaliciones luego de que los dos bloques rivales del país no obtuvieron una clara mayoría en las elecciones que presenciaron el resurgimiento de un partido de extrema derecha, considerado como paria político, en medio del creciente descontento entre la población ante la inmigración a gran escala.
El bloque gobernante de centroizquierda tenía una ventaja muy pequeña sobre la Alianza opositora de centroderecha, con aproximadamente 40% de los votos respectivamente.
Sin embargo, ambos bloques han prometido que no trabajarán con los Demócratas de Suecia, un partido que está en contra de los inmigrantes y que tiene raíces en un movimiento neonazi, que registró 17.6% de los votos en la elección del domingo, más del 13% que obtuvo hace cuatro años.
El partido, que ha trabajado para moderar su imagen en los últimos años y quiere que el país abandone la Unión Europea, ganó votos en medio de una reacción contra los desafíos de integrar a cientos de miles de inmigrantes que llegaron a la nación escandinava durante los últimos años.
El primer ministro Stefan Lofven, quien llevó al Partido Socialdemócrata al poder en 2014, dijo que pretende permanecer en el cargo. Su partido registró la mayor parte de los votos, con el 28,4% a medida que el recuento se acercaba a su finalización, pero tendrá menos escaños en la asamblea legislativa que hace cuatro años.
«No excluiré ninguna alternativa del gobierno (actual). Lo que puedo excluir es cualquier cooperación directa o indirecta con los Demócratas de Suecia», dijo el ministro del Interior Anders Ygeman.
«Creo que debe ser el partido más grande de Suecia que forma un gobierno. Históricamente siempre ha sido de esta forma en Suecia», agregó.
Las negociaciones políticas comenzaron a tratar de formar un gobierno, lo que podría tomar «semanas o meses», dijo Ygeman, de acuerdo con la agencia de noticias sueca TT.
El dirigente del Partido Moderado que quedó en segundo sitio, Ulf Kristerssoon, ya exigió la renuncia de Lofven y reclamó el derecho de formar el próximo gobierno de Suecia.