El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a negar el jueves haber cometido irregularidades. La Casa Blanca hace frente a las acusaciones de que el dirigente orquestó una operación durante la campaña electoral para comprar el silencio de dos mujeres que dijeron haber tenido amoríos con él.
En la madrugada del jueves, Trump tuiteó: «íNO COLUSIÓN – CAZA DE BRUJAS MANIPULADA!», una referencia a la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la intromisión de Rusia en las presidenciales de 2016. El mandatario acusó a su exabogado Michael Cohen de inventar «historias para conseguir un ‘trato'» con los fiscales federales.
En una entrevista con el programa «Fox & Friends», de la televisora Fox, emitida el jueves y grabada en la víspera, Trump restó importancia a su relación con Cohen _ quien trabajó con él durante una década _ diciendo que era solo un «abogado a tiempo parcial» que tenía muchos otros clientes. El presidente sugirió además que los problemas legales del letrado derivaban de otros de sus negocios, incluyendo su relación con el sector de los taxis en la ciudad de Nueva York, y que decidió contar «mentiras» sobre él para reducir sus problemas legales.
Entonces, realizó un sorprendente ataque contra los sospechosos que entregan pruebas y actúan como testigos de la fiscalía, un elemento básico del sistema judicial penal.
«Se le llama dar cambiar de lado y casi debería ser ilegal», dijo Trump. «Siendo justos con él, la mayoría de la gente va a hacer eso».
Cohen se declaró culpable el martes de ocho cargos, entre ellos violaciones de las leyes de financiamiento de campañas que, dijo, realizó en coordinación con el mandatario. A puerta cerrada, Trump expresó preocupación y frustración porque el hombre familiarizado con sus acuerdos políticos, personales y comerciales durante más de una década se haya puesto en su contra.
Sin embargo, la Casa Blanca no mostró una estrategia clara para lidiar con las repercusiones. En una rueda de prensa, la vocera Sarah Huckabee Sanders insistió en al menos siete ocasiones en que Trump no había hecho nada malo y que no era objeto de acusaciones criminales. Canalizó las preguntas sustantivas al abogado personal del presidente, Rudy Giuliani, quien estaba en un campo de golf en Escocia. Aliados externos a la Casa Blanca dijeron que habían recibido pocas indicaciones de cómo responder a los hechos en sus apariciones en noticieros. Y no quedó claro si el Ala Oeste organizaba algún tipo de respuesta coordinada.
En la entrevista, Trump argumentó erróneamente que los pagos a cambio de silencio «ni siquiera eran una violación de campaña» porque él después reembolsó a Cohen el dinero personalmente y no con fondos de campaña. La ley federal restringe cuánto dinero pueden donar los individuos a una campaña, prohíbe a corporativos hacer contribuciones directas y exige la transparencia de las transacciones.
Cohen dijo el martes que utilizó empresas fantasma para hacer pagos a la exmodelo de Playboy Karen McDougal y a la actriz de películas pornográficas Stormy Daniels con el fin de comprar su silencio y así evitar perjudicar las elecciones de 2016.
Trump ha insistido en que se enteró de los pagos hasta después que se hicieron, a pesar de la difusión de conversaciones grabadas de 2016 en donde se escucha a Trump y Cohen mencionar un acuerdo para pagarle a McDougal por su versión de que tuvo un amorío en 2006 con Trump.
La Casa Blanca ha negado que el presidente haya mentido, y Sanders dijo que esa afirmación es «ridícula». Sin embargo, no ofreció explicación sobre las distintas declaraciones de Trump.
Mientras Trump ventilaba sus frustraciones, sus asesores en la Casa Blanca buscaban proyectar calma. Acostumbrados a la siempre presente sombra de las investigaciones federales, los empleados del Ala Oeste absorbieron el martes los anuncios casi simultáneos del acuerdo de culpabilidad de Cohen y la declaración de culpabilidad contra el expresidente de campaña de Trump, Paul Manafort, por delitos financieros.
No sorprendió que Cohen estuviera en problemas _ fiscales federales registraron sus oficinas hace meses _ pero Trump y sus aliados fueron tomados por sorpresa cuando también se declaró culpable de delitos financieros durante su campaña, lo que, por primera vez, puso las pesquisas criminales directamente en el presidente.
Ambos casos son resultado, por lo menos en parte, del trabajo del fiscal especial Robert Mueller, quien investiga los intentos de Rusia de influenciar a los votantes en las elecciones de 2016.