Escrito a la manera de un diálogo intenso y franco, “Diálogo de Conversos”, del escritor chileno Roberto Ampuero, construye con su colega escritor, Mauricio Rojas, una narrativa común a muchos ex militantes de izquierda cuyas actuaciones en sus países de origen, en este caso Chile, contribuyeron a los cambios ideológicos y el acceso al poder, como fuera el caso del gobierno de Allende y la Unidad Popular, cuyo desenvolvimiento demostrara la escasa relación entre lo que se proponía y la realidad de lo que realizaba. Publicado en el año 2015, es desde su título, una apuesta a la interacción activa y directa de ideas afines que no siempre coinciden y que cuando lo hacen, llevan de por medio, la exposición de la experiencia personal de cada uno. Lo cual demuestra una vez más, que por mucho que los acontecimientos sociales sean propiciados por los llamados sectores y fuerzas sociales, será la impronta en cada uno de los participantes, la visión que se imponga desde su perspectiva vital.
Ambos eran muy eran muy jóvenes cuando militaron, Ampuero en el partido comunista chileno y Rojas en el MIR. Se exiliaron a la caída de Allende, el primero en la Alemania Oriental, lo cual le abriría los ojos frente a una realidad en donde el autoritarismo, la ausencia total de libertad y el desabastecimiento, eran los elementos concretos para confrontar un ideal. Mauricio Rojas, en cambio, eligió Suecia, donde estudiaría en la universidad de Land y llegaría a ser diputado en una sociedad, cuya condición distinta a los tradicionales países capitalistas o socialistas, le entregaría desde la socialdemocracia, una perspectiva distinta que le daría un giro a las propuestas económicas marxistas, llevándolo a Adam Smith y Karl Popper.
El hilo de la conversación discurre por temas políticos, sociales, y culturales, a partir de la comparación de los llamados “socialismos reales”, con modos y maneras contrapuestas, en las cuales no faltan las críticas al conservadurismo y la derecha defensora de los golpes militares y su práctica bastante antidemocrática, de la democracia, como creer que la libertad de mercado, significaba enriquecerse a costa de lo que fuera, convirtiendo en palabra muerta, la posibilidad de transformar la desigualdad de origen en igualdad de oportunidades para todos, mediante el acceso a la educación y el ejercicio de sus derechos y reconocimiento legal de los mismos. Lecciones que por estas tierras, parecieran olvidarse, pues por no cumplirse a cabalidad la práctica democrática, levantó los polvos que dieron lugar a estos lodos que hoy padecemos, en donde unos son “más iguales que otros” y la igualdad de oportunidades fuera sustituida por la exclusión política y el ejercicio arbitrario del poder y entre otras cosas, el acceso a la educación se entendiera como la inscripción en un plantel, en donde no sólo los programas de estudio se ideologizaron, sino que ya ni hay profesores ni alumnos.
Roberto Ampuero habla de su experiencia ante los estantes vacíos de las librerías, de la desinformación y forma de censura que ello implica. Mauricio Rojas, sobre esa especie de locura que toma al buen lector, cuando se consigue con enormes bibliotecas que en otros países, nos dan acceso a los extranjeros sin problema alguno y que en su caso, fueron extensión de las aulas en la Universidad de Lund, donde estudiaría las propuestas actualizadas de Adam Smith y Karl Popper. Se refiere también a la idealización por parte de la izquierda de Suecia: “…si conocieran ese país más de cerca -con su amplia colaboración público-privada, la aceptación del lucro en los servicios públicos y un sistema de ‘vouchers’ muy desarrollado- se enterarían de que está muy lejos de la imagen que tienen del ‘socialismo nórdico”.
Les contenta el avance de Chile y el surgimiento de una fuerte clase media, pero coinciden en que no garantiza la felicidad, abunda el egoísmo y la codicia en ciertos modos de vida. Abogan por la cultura de la libertad, la cual garantizaría que las conquistas materiales vayan aliadas a una intensa vida cultural y la humanización de las relaciones entre las personas. Una frase que podría ser un alerta para nosotros, queda en el recuerdo: “Hoy está de moda repudiar aquella democracia de los acuerdos, que tan útil fue a Chile en los tiempos de la Concertación”.