Si el Estado venezolano se hubiera preocupado por el mantenimiento del sistema eléctrico, este no estuviera al borde del colapso porque su capacidad instalada podría abastecer una población de 50 millones de personas y somos, aproximadamente, 30 millones.
Al hacer la afirmación el ingeniero Antonio Patiño, especialista en la materia y miembro de la Comisión Nacional de Electricidad del Colegio de Ingenieros de Venezuela, precisa que se requieren de 18.600 megavatios, pero apenas se producen 5000 en El Guri y otros 3.000 por parte de las termoeléctricas.
No es posible satisfacer la demanda del país porque no existe el combustible para hacer funcionar el sistema, indica. No hay gas, gasoil, gasolina y fueoil, ni posibilidades de producirlos en las cantidades necesarias porque después de seis años del accidente de la refinería de Amuay, ésta se encuentra operativa apenas en el 30 por ciento.
Resulta increíble que el Zulia, el mayor productor de petróleo y el que consume mayor energía eléctrica en Venezuela, sea el más afectado por la crisis eléctrica. Esa entidad federal necesita 3.200 megavatios, pero sólo dispone de 200. La situación empeoró porque se suscitó un grave accidente con el conductor, fabricado en Alemania, de 230 mil voltios que estaba instalado por debajo del puente sobre el lago, ya que el mismo funciona con un aceite que lo refrigera y al faltarle ocurrió el incendio que dañó el pavimento y, en consecuencia, hoy existe un caos en ese lugar que es vital para la circulación del transporte de bienes y de personas.
Se está agravando la crisis porque además de los aspectos ya mencionados se agrega el paro de los trabajadores de la industria eléctrica, quienes reclaman mejoras salariales y otras reivindicaciones.
De los 44 mil trabajadores que tenia Corpoelec, hoy quedan 20 mil. Y en lo que respecta a Lara, se mantienen 800 de los 2 mil que estaban en la nómina de la empresa