La Fototeca de Barquisimeto sacó del olvido los retratos de Enrique D´Lima Domínguez

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El último sábado de julio La Fototeca de Barquisimeto abrió en el Centro de Historia Larense una exposición de retratos del gran fotógrafo Enrique D’Lima Domínguez quien en su estudio fotográfico cumplió la hermosa tarea de recoger parte de la historia de su tiempo a través de las imágenes de los barquisimetanos de entonces.

En cordial reunión con descendientes de D’Lima, periodistas, fotógrafos y público, a la orilla de gratos sorbos de zumo de agave transcurrió la apertura y por su valor testimonial copiaré parte de la hermosa crónica del director de la Fototeca Carlos Eduardo López Falcón, excelente y muy bien documentada y mejor escrita y así quedará para la historia en estas páginas:

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“Este precursor del cine nacional: actor y técnico, además de consumado fotógrafo profesional, es uno de los grandes olvidados de la historia cinematográfica nacional. Nació en San Felipe, estado Yaracuy el 23 de junio de 1901. Sus apellidos son conexos con la masonería, práctica a la cual estuvo enlazado desde temprana edad. En 1916 su madre se traslada junto a sus dos hijos: Enrique y Jorge a Caracas donde regentó la pensión D´Lima, ubicada de Coliseo a Peinero, cercana al Mercado San Jacinto. Allí los hermanos concluyeron su segunda escolaridad y Enrique logró conectarse con la naciente industria cinematográfica y formarse profesionalmente”.

La vida de mi papá fue literalmente de película, contaba D’Lima hijo en la apertura de la exposición y señaló la presencia de su padre como técnico en Laboratorios Cinematográficos Nacionales (LCN) y el Servicio
Cinematográfico Nacional (SCN) creados para ensalzar al tirano general Gómez y su obra de gobierno, donde entró en contacto con los realizadores de entonces.

“Un galán como loco” fue la película dirigida por Rafael Rivero en 1928 con D´Lima en el elenco, años de intensa actividad: actuó en “El relicario de la abuelita” (Augusto González Vidal. 1933), ambas silentes, “Taboga” (Rafael Rivero. 1936), primer corto sonoro del cine nacional con Fini Veracochea, Carlos Ascanio, Billo Frómeta y su orquesta Billo´s Happy Boys, con D´Lima como presentador. “Hacia el calvario” (A/D.1936), suerte de bambuco colombiano poco conocido; “Gentuza” (Jaime Salvador. 1937). Al margen del éxito de los filmes, su participación no se reduce a su papel actoral sino técnico, “lo cual permite percatarnos estar en presencia de un verdadero precursor del cine nacional”, contó López en su escrito.

Muerto Gómez, equipos y personal del SCN fueron absorbidos por los nacientes Estudios Ávila C. A. fundados por Rómulo Gallegos, con la intención de llevar al cine su obra literaria y emular los grandes éxitos lograron en el cine mexicano y se produjeron documentales, noticieros y revistas cinematográficas que buscaban impulsar diversos programas sociales, sanitarios y educativos que adelantaba el gobierno de AD.

La obra de Gallegos nunca fue llevada al cine, puesto que produjeron escasos filmes de ficción y el más exitoso de ellos “Juan de la calle” (Rafael Rivero. 1941), con D´Lima interpretando el papel de un ladrón de gallinas.

“Hacia 1945 se traslada a Barquisimeto donde vivían su madre y su hermano Jorge, agrimensor y piloto aficionado, quien habría de morir en 1963 en un accidente aéreo en San Felipe. A su llegada a Barquisimeto D´Lima laboró como laboratorista clínico en una dependencia del Ministerio de Sanidad ubicada frente al Parque Ayacucho, puesto que como tal se había recibido en la UCV”.

“En el edificio “La Francia”, frente al Teatro Juares, abre “Estudios D´Lima”, un renombrado foto estudio que permaneció activo por más de dos décadas además de centro de reunión de la masonería, comunistas y afines. Allí se congregaban Rafael Dalmau, su maestro; José Manuel Briceño Guerrero, María Teresa Álvarez, José Requena y Ernesto Balestrini, entre otros, entre elixires, té y conversas”.

“Fue fotógrafo oficial del ballet de Taormina Guevara y logró extraordinarios registros de estudio y presentaciones que permiten avizorar una época dorada de la danza en Barquisimeto. Aquí contrajo matrimonio con Ángela Vivas, suerte de esposa, socia y musa inspiradora de sus mejores retratos y con ella tuvo cuatro hijos: Alba, Gioto, Diosa y Enrique”.

“La obra fotográfica de D´Lima complementaba junto a sus contemporáneos Elio Otaiza y Federico Marchena, los álbumes familiares que se exhibían en los recibos de las casas de entonces, sin distingo de clase social. En una ocasión una humilde señora se le acercó mostrándole una imagen de la Virgen de Coromoto: “Señor D´Lima, yo quiero parecer igualita a esta fotografía”, y el lente presto de D´Lima concebía el milagro”.

“Su vida y obra se encuentran estrechadas. A través de sus hermosas fotografías descubrimos la certeza de una tradición fotográfica única, plena de autores naturales de nuestra nación que confluyeron en nuestra ciudad, logrando por la naturalidad de sus composiciones, una suerte de epifanía que cobija la tradición».

«En esta ciudad que amó y sembró descendencia, hizo suyo el llamado de la tierra en 1972, dejando como legado una de las obras fotográficas más completas y densas del siglo XX y una aureola de películas que espera ser develada”.

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