Los jefes de gobierno de Alemania y España promovieron el sábado una política común para la inmigración en la Unión Europea cuando crece la oposición populista a la aceptación de más solicitantes de asilo.
La canciller alemana Angela Merkel y el presidente del gobierno español Pedro Sánchez, reunidos en una finca campestre en Andalucía, abogaron por una “distribución justa” de los migrantes. Dijeron que presentarán su posición común en una cumbre en Austria el mes próximo.
“Ningún país puede estar exento de este reto”, dijo Merkel en conferencia de prensa después de la reunión. “Lamentablemente vemos tendencias racistas en todos los países miembros y debemos combatirlas”.
España se ha convertido en el destino principal de los migrantes que intentan llegar a Europa por mar. Aunque en general los acoge, el gobierno socialista de Sánchez trata de reducir el flujo de migrantes que cruzan el Mediterráneo mediante negociaciones con Marruecos, uno de los principales puntos de embarque utilizados por los traficantes.
Como parte de ese esfuerzo, Sánchez pidió a Merkel una mayor colaboración financiera de la UE para Marruecos y Túnez, a fin de que apliquen programas de control de la migración.
“Debemos intensificar nuestro apoyo a Marruecos y Túnez”, dijo Merkel. “Son países fronterizos y necesitan nuestra ayuda”.
Según la Organización Internacional de Migración, casi 24.000 refugiados y otros migrantes llegaron a España este año, el triple que el año anterior. Al menos 1.500 migrantes han muerto durante la peligrosa travesía del Mediterráneo.
Previamente los dos mandatarios habían acordado que España aceptará a los migrantes ya registrados allí que intenten llegar a Alemania a través de Austria. El acuerdo entró en vigencia el sábado.
Merkel busca acuerdos bilaterales con España, Grecia e Italia para detener la migración “secundaria” a Alemania, un problema que estuvo a punto de derribar su gobierno. Las negociaciones con Grecia e Italia están en curso.