Presuntos rebeldes mataron a siete civiles durante un ataque nocturno en el noreste del Congo, dijo un funcionario local el sábado, destacando la amenaza a los esfuerzos por contener un brote de ébola en la zona vecina.
El administrador del territorio de Beni, Donat Kibwana, dijo a The Associated Press que el ataque probablemente fue obra de la milicia Fuerzas Democráticas Aliadas en Mayi-Moya, a unos 40 kilómetros de la ciudad de Beni.
Kibwana dijo que la población local había huido, lo cual dificulta las tareas de los trabajadores sanitarios que intentan contener el brote de ébola que ha matado hasta el momento a 11 personas en la zona densamente poblada cerca de la frontera con Uganda.
Funcionarios de salud globales dicen que están combatiendo el brote en lo que es esencialmente una zona de guerra, con diversos grupos armados en una región rica en minerales donde hay 1 millón de desplazados.
El director general de la Organización Mundial de la Salud se encuentra en la región para ver la respuesta al ébola. Las vacunaciones comenzaron el miércoles para los trabajadores de la salud y los que han estado en contacto con enfermos de ébola, y hay alrededor de 1.000 personas bajo vigilancia.
Las autoridades dicen que se ha incrementado la presencia de efectivos militares y policiales, y que la fuerza de paz de la ONU brinda apoyo.
Los grupos de la sociedad civil temen sobre todo la amenaza de las FDA, que han matado a unas 1.500 personas en los alrededores de Beni en menos de dos años. El martes aparecieron los cadáveres de 14 civiles que habían sido secuestrados aparentemente por los rebeldes.
El ministerio de salud del Congo dice que se han denunciado 48 casos de fiebre hemorrágica, 21 de los cuales son de ébola. Se realizan controles en la frontera densamente transitada, pero las autoridades han dicho que no es necesario restringir los viajes.