En la primera ronda electoral en Mali, extremistas vinculados con Al Qaeda mataron a varios agentes electorales y destruyeron material electoral. El domingo los ciudadanos votan en la segunda vuelta.
El presidente Ibrahim Boubacar Keita enfrenta a Soumaila Cisse, el mismo que lo desafió en la segunda vuelta en 2013.
Casi el 43% de los votantes empadronados acudieron a los comicios el 29 de julio a pesar de la inseguridad reinante en el país del África occidental, y las autoridades dijeron que la votación estuvo bien organizada.
Muchos malienses temen que aumente el malestar e impida que la gente vaya a votar.
Mohammed Cisse, un funcionario en Boni, en la región central de Mopti, dijo que por su seguridad permanecerá en una casa alquilada en Bamako, la capital, hasta que pasen las elecciones. Tres de sus hermanos fueron secuestrados en la primera vuelta, acusados por sus vecinos de ayudar a transportar material electoral.
En la región central se han multiplicado los enfrentamientos locales, ya que los vecinos sospechan unos de otros de que los han reclutado los grupos extremistas. Por otra parte, se ha acusado a los soldados malienses de cometer abusos e incluso asesinatos durante las operaciones antiterroristas.
Tres agentes electorales fueron secuestrados y asesinados por los extremistas la víspera de la elección del 29 de julio en la aldea de Boudou, a unos 40 kilómetros de la ciudad de Sevare. En esta ciudad se encuentra la sede de la fuerza antiterrorista G5 Sahel, conformada por cinco naciones, que también ha sido atacada.