Mientras el país se entretiene mediáticamente, lo servicios públicos siguen cuesta abajo en su rodada, como dice el tango, ante la absoluta indiferencia de los encargados de ofrecerles a los ciudadanos los elementos necesarios para sobrevivir a una crisis que parece prologarse en el tiempo. No se vislumbra en la distancia corta un proyecto viable y realista dirigido a mejorar la calidad de vida de la población. Todo se diluye en discursos vacíos de contenido y decretos que apuntan a fortalecer un gobierno indiferente a la problemática nacional. En casi todo el territorio nacional se sufre por la falta de agua, especialmente en las grandes ciudades donde la situación se hace más crítica. No hay respuestas concretas de las hidrológicas. Los directivos de esas instituciones no saben cómo explicar esas carencias del preciado líquido y en las gobernaciones prefieren pasar página y olvidarse de las quejas como una forma de proteger al gobierno nacional de la ira popular, cuya cuota de responsabilidad la evade apelando a circunstancias políticas del momento. En Barquisimeto los habitantes del sector este salieron el lunes a la calle cansados ya del asco que produce las aguas negras que rodean la zona y amenazan con crear un problema de alto riesgo para la salud. El problema del agua se extiende como una mancha indisoluble por todo el país. Es un problema menor – me dice un funcionario de la alcaldía- frente al presunto intento de magnicidio, un nuevo escenario del cual no sabemos mucho por falta de una información más detallada, no por culpa del periodismo, sino por falta de medios independientes no comprometidos. Dicen – no sabemos si es verdad, que Venezuela tiene grandes reservas acuíferas, pero por falta de inversiones se han quedado en el subsuelo. No construyeron en los últimos años suficientes represas al ritmo del crecimiento poblacional para asegurar el futuro. En la región larense no se volvió a hablar de Yacambú, cuyo proyecto consumió un dineral sin ningún resultado. Millones de dólares desaparecieron como arte de magia en aquellas hermosas montañas, donde pocos se lucraron en perjuicio de muchos.
II
OBITUARIO: El domingo pasado nos dejó Oswaldo Daza, un vecino de nuestro San Juan con quien compartimos nuestra infancia y nuestra juventud. Un tipo especial capaz de cantar con voz de trueno en las ya olvidadas serenatas arrullando el sueño de nuestras muchachas en las tranquilas noches barquisimetanas. El “Gordo Daza”, como solíamos llamarlo, era una referencia del bravo y amado y siempre recordado barrio San Juan…….¡CONTRASTES! La capital larense amanece con una espesa niebla que lo cubre todo, especialmente hacia el sur, con cierta semejanza a Londres de la primera década del siglo XX, según relatan los libros de esos tiempos. En contraste, las noches barquisimetanas son oscuras, tenebrosas y peligrosas. La luz pública está desaparecida de calles y avenidas. La ciudad ya no tiene deudos…….AEREOLINEAS: -Las empresas aéreas venezolanas – las que quedan, al igual que las telefónicas, y TV – cable, han decidido unilateralmente aumentar el precio de esos servicios comenzando el mes de agosto. Es decir, se dolarizaron. En tanto los pasajes terrestres son inalcanzables. Un viaje entre Maiquetía y Barquisimeto anda ya por los 250 millones de bolívares y casi mil millones entre Maiquetía y San Cristóbal. (Sálvese quien pueda, señores).
III
Este mes comienza el fútbol europeo, una temporada con muchos cambios estructurales en los equipos de las diferentes ligas. Los venezolanos, como es suponer, mucho más atentos a la española por la presencia del Real Madrid y el Barcelona, los eternos rivales, y en menos proporción el Atlético de Madrid. La novedad, como hemos dicho, es la ausencia de Cristiano Ronaldo, hoy ficha de la Juventus. Sería tonto asegurar que la decisión del crack de irse a Italia no perjudicará a la Casa Blanca. Su ausencia seguramente fortalecerá al Barcelona que sigue contando con su estrella Leonel Messi y buenas adquisiciones para esta temporada. Como siempre, esperamos grandes cosas del Madrid con ese nuevo equipo. Que vayan saliendo, caray y ¡Hala Madrid.