Con el fin de apoyar su preservación, Chile empezará a limitar el tiempo de estancia que los turistas podrán permanecer en la Isla de Pascua.
La entrada en vigor de esta medida el miércoles coincidió con un proyecto que firmó el presidente Sebastián Piñera para cambiar oficialmente el nombre de la posesión chilena de “Isla de Pascua” a “Rapa Nui”. El proyecto aún debe debatirse en el Congreso, para lo cual no se ha definido día y hora.
Sobre las restricciones a la permanencia de los turistas, Mónica Zalaquett, subsecretaria de Turismo de Chile, dijo que se están tomando medidas este año porque de esperar, por ejemplo, hasta 2023, quizá se tendría que cerrar la isla, “lo que sería realmente terrible para el país”.
Zalaquett precisó que el punto no es cuántos turistas ingresan a Rapa Nui –en 2017 lo hicieron 100.000–, sino que las cifras indican que muchos llegan con intención de quedarse “y eso es lo que esta ley busca regular”. Asimismo, indicó que en la última década la población se ha duplicado al igual que la basura o el número de vehículos.
Los habitantes de la isla donde están las misteriosas y gigantescas estatuas de piedra llamadas “moai” se llaman a sí mismos “rapanuis”.
La isla –unos 3.700 kilómetros en el Pacífico Sur desde Santiago– es muy pequeña: no supera los 170 kilómetros cuadrados y se abastece mayoritariamente de recursos del territorio continental, lo que implica la llegada de más basura.