“Nos estamos quedando solos”. La expresión, con un dejo de tristeza, pertenece a una madre cuyos dos hijos se fueron al exterior con el propósito de mejorar su condición económica y poder de esa manera ayudar a los suyos. Ella, como muchos, forma parte de la gran diáspora nacional. El fin de semana pasada, cuando la escuchamos, se nos ocurrió hacer una especie de encuesta mental aprovechando la caminata diaria y comprobar hasta donde nos estamos quedando solos los venezolanos. La idea era contar el número de viandantes en un espacio de unas 20 cuadras estimando la edad de cada uno de ellos. Llegamos hasta las 200 personas para lograr un promedio final. Finalmente, y con los descuentos individuales en razón de la edad, comprobamos la notable ausencia de jóvenes venezolanos en las calles barquisimetanas. De las 200 “encuestadas” la media fue de 66 años, lo cual evidencia un brutal descenso poblacional en ese sector. En pocos años los habitantes de Venezuela serán mayores poco aptos para el mercado laboral. El número de chamos viajeros se ha multiplicado en los últimos años dejando atrás las aulas de la secundaria y, consecuencialmente de las universidades. Igualmente los profesores han decidido emigrar por falta de alumnos y recursos para mantenerse activos. Una triste realidad que debe preocupar a un país que luce indiferentea una realidad, que no defiende sus derechos ciudadanos ante un poder desbordado e irresponsable. Nos estamos quedando solos, pendientes solamente de la generosidad de nuestros hijos para mantenernos vivos, solos con nuestros recuerdos de tiempos lejanos a nuestra realidad actual; obligados a largas y agobiantes filas ante los bancos para cobrarla limosna de un estado derrochador y perverso.
II
RECUERDOS: En el mes de diciembre del año 1989 la Brithis Airways operó un vuelo desde Caracas a Londres en uno de sus 7 aviones supersónicos. A bordo un grupo de personas que decidieron disfrutar de sus vacaciones de navidad y año nuevo tuvieron la oportunidad de viajar en el Concorde a una velocidad de 2.159 kilómetros por hora, es decir, dos veces la velocidad del sonido, pagando 1995 dólares por el pasaje. Casi treinta años después, los cielos venezolanos apenas registran vuelos, la mayoría de naves extranjeras. También han desaparecido las empresas aéreas domésticas privadas y públicas, mientras el transporte terrestre atraviesa por una de sus crisis más graves, incluyendo el Metro de Caracas. Los pasajeros necesitados de enlazar destinos para el interior están obligados a pagar sumas millonarias inalcanzables a particulares que acepten los riesgos del servicio. Así estamos en Venezuela……..TARIFAS:- Han aumentado notablemente en las últimas semanas. A partir de este mes, mi compañía telefónica llego a los 200.000 bolívares de renta básica mensual, mientras el sistema de televisión por cable se hizo prohibitivo para la población menos favorecida, obligada entonces a soportar las soporíferas cadenas oficiales……..ALERTA: Un médico llamado Julio Castro denunció el lunes pasado en el espacio de Cesar Miguel Rondón que hay una epidemia de hepatitis A fulminante, además de tuberculosis en Venezuela. Recomienda hervir el agua t no consumir alimentos no procesados en la calle….INSOLITO!:- Los científicos italianos al servicio de la NASA han descubierto agua en el planeta Marte, pero en Venezuela las hidrológicas no han podido ofrecer el preciado líquido a la población. En Barquisimeto, la llamada capital musical del país, sufren una escasez ya crónica.
III
ANUNCIAN una nueva política energética. El Presidente ha convocado un censo de vehículos automotores para que sus dueños saquen el Carnet de la Patria para surtirlos de gasolina, la cual, según Maduro, se la llevan para Colombia. No mencionó, sin embargo, los envíos de petróleo a Cuba.