Una desgracia atraviesan los caroreños, en el municipio Torres, estado Lara, debido a que quedaron sin el servicio de agua potable que es enviado a los hogares bajo un esquema de racionamiento un día a la semana y por pocas horas, de acuerdo a un cronograma previamente establecido por la hidrológica y la comunidad, pese a ser rechazado por los habitantes esta modalidad de quitarles el agua por la importancia del vital líquido a la que estaban acostumbrados recibir a diario.
En esta oportunidad, la aparente caída de una guaya en la represa Los Quediches, que mantiene fija sobre la superficie la estructura que soporta los motores que bombean el mineral a la ciudad, de unos cuatrocientos mil habitantes, supuestamente hizo que esta se hundiera y los equipos habrían quedado sumergidos en el fondo de las profundas aguas de la represa, dejando sin el servicio a la ciudad desde el sábado.
Se conoció sobre la llegada de buzos al lugar para emprender labores subacuáticas con la intención de realizar un diagnóstico sobre lo acontecido.
Este problema viene a agravar la ineficiente labor que Hidrolara presta a los caroreños para distribuir el agua a dicha población, pese a que lo hace desde sus dos grandes almacenadores de agua, la represa de Atarigua, en la parroquia Castañeda, carretera Centroccidental, y la represa Los Quediches, en la carretera Lara-Zulia, parroquia Las Mercedes.
Las quejas son una constante en los habitantes de Carora por el irregular envío de agua por tubería a las casas, porque casi siempre la hidrológica comunica diversos inconvenientes en el sistema hidráulico en la zona, en una presunta inoperancia de sus funcionarios y por la supuesta falta de mantenimiento a los equipos, tanto de Atarigua como de Los Quediches.
Oportuno es precisar que aún los caroreños esperan por la conexión de un importante tramo de tubería nueva desde Los Quediches hasta la carretera Lara Zulia, de unos seis kilómetros lineales, para la optimización del agua en cantidad suficiente a la ciudad, puesto que la actual presenta severas filtraciones en diversos tramos, a los que se agregan tomas clandestinas que no han sido combatidas con fuerza de ley ni en su totalidad por las autoridades competentes.
Denuncian los caroreños la apatía de algunos funcionarios en la seccional Torres de Hidrolara para implementar en estos casos una contingencia a través de camiones cisternas para surtir de agua a las comunidades, un apoyo gubernamental que no llega mientras se solventa el problema, debido a que familias de escasos recursos en las zonas alta, media y baja de la ciudad no pueden pagar entre cinco y diez millones de bolívares por un tanque de agua, motivado a la crítica economía del país.
La misma situación sufren habitantes de las diecisiete parroquias que conforman el municipio más extenso geográficamente del estado Lara, que junto a la capital Carora esperan una solución a la mayor brevedad de la Hidrológica.