“Un mundo, lo he vivido. Muchos años han pasado, mil recuerdos van quedando. He querido me han querido, se van yendo los amigos. Poco a poco van pasando los instantes de la vida y el refugio electrizante. Con el alma engrandecida, te desprendes de las cosas materiales de la vida, solo quieres ver la luz, respirar el aire puro y si partes de este mundo encontrarte en el recuerdo, embriagarte con la fuerza y llenar tu alma en un mundo rebosante de pureza.” (Parte del poema “Vivir” compuesto recientemente por mi amigo el poeta de 92 años de edad Rafael R. González Bernal)
A pesar de saber que no es eterno el hombre no cesa de soñar: Sueña el niño con ser grande, sueña el joven con ser rico y sueña también el viejo haciendo planes para su futuro, como nave guerrera se niega a rendirse, aunque esté al borde del abismo.
Todo lo que ocurre en nuestra vida tiene mucho que ver con el mundo interior. En la medida en que enfrentemos con sinceridad nuestra propia existencia, conseguiremos la paz que de ser una utopía pasa en los años mayores a ser nuestra mejor aliada.
El cerebro es pieza vital en la vida lúcida, necesita una actividad física que lo oxigene y mantenga la vida a plenitud, es el ejercicio lo que retarda literalmente el proceso de envejecimiento. Cada etapa, cada inicio en la vida da paso a un cambio. No habrá edad dorada si en la mitad de la vida no se previó la necesidad de cultivar separadamente del habitual trabajo los intereses paralelos, hobbies, pasatiempos, entretenimientos u otro oficio distinto al trabajo habitual.
Para muchos, llegar a viejo es una catástrofe, piensan que la espiral descendente entrará en su casa para devastar su vida, sienten que su seguridad se tambalea, su sexualidad se acaba, se vuelven irritables, tercos, solitarios. Se angustian por el miedo a envejecer. Debido a esta preocupación según los expertos, la producción de hormonas disminuirá ostensiblemente igual que su confianza. Es un desperdicio de tiempo luchar contra la realidad. Los momentos deben aprovecharse ahora, porque para mañana es tarde.
Por mucho que nos hablen de la vida y lo comprendamos, nunca entenderemos el por qué de tantos sufrimientos, preocupaciones y temores al final. He aquí parte del poema “Instantes” de Jorge Luís Borges, compuesto para aquellos que luchan contra el tiempo, desperdiciando las alegrías que allá fuera invitan a su fiesta.
“Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores, no intentar ser tan perfecto, me relajaría más, sería más tonto de lo que je sido, de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. La vida está hecha solo de momentos, no te pierdas el ahora”.
Es triste llegar a viejo y no tener con quien compartir lo que nos queda por vivir, tener alguien a quien querer, con quien hablar libremente, absorber el silencio de una casa en la que ya no hay niños, sentir que no estamos agotados como viejo reloj, no hemos perdido la sonrisa ni el buen humor, vivir abrazados a la tarde que luce cada día sus galas, demostrarle al mundo y a nosotros mismos que ni el peso de los años podrán vencernos. Estamos viejos no muertos.
Los años no restan vida, restan dicha si se lo permitimos.
Lleguemos juntos (Del poeta Mauricio J. Victoria N.)
Lleguemos pero lleguemos juntos;
Compartamos este cielo,
El mismo que hemos saboreado.
No importa lo espantoso del camino,
No vamos a temer por los fríos del invierno,
Nos sabremos defender.