El presidente Daniel Ortega dijo que no adelantará las elecciones en Nicaragua a pesar de las manifestaciones en las que han muerto más de 300 personas en los últimos tres meses, pero está abierto a continuar un diálogo mediado por la Iglesia católica.
En una entrevista grabada difundida el lunes por Fox News, Ortega negó que él controle a grupos paramilitares a los que se responsabiliza de la mayor parte de los homicidios, y dijo que éstos están respaldados por sus opositores políticos y por intereses extranjeros.
Eso contradice lo que organizaciones internacionales y grupos nicaragüenses pro derechos humanos han documentado. La semana pasada, la Organización de los Estados Americanos adoptó una resolución en la que condena las violaciones a los derechos humanos cometidas por la policía del país y por civiles armados partidarios del gobierno.
El mandatario dijo que su gobierno fue elegido por el pueblo. Las próximas elecciones están programadas hasta 2021, y entonces se verá quién seguirá al frente de la presidencia, señaló.
Ortega también se deslindó de los ataques a la Iglesia católica, cuyas instalaciones y clérigos han sido blanco de diversas agresiones en las últimas semanas.
En un discurso la semana pasada sobre el aniversario de la revolución nicaragüense, el presidente acusó a los obispos de trabajar en conjunto con conspiradores que traman un golpe de Estado, y dijo que ello los descalifica como mediadores.
Pero en la entrevista el mandatario se mostró conciliador e invitó a la Iglesia católica a continuar con el diálogo, para que éste pueda crecer y desarrollarse de forma abierta, según dijo. Los obispos se reunieron el lunes a puerta cerrada para analizar de qué manera reiniciar las conversaciones entre el gobierno y la oposición.
El lunes hubo marchas en Managua en contra y a favor del gobierno.
Fue el Día del Estudiante en el país en recuerdo de cuatro estudiantes muertos en León a manos de la Guardia Nacional durante una protesta en 1959. La marcha estudiantil pacífica del lunes concluyó frente a las puertas cerradas de la Universidad Centroamericana, de capital privado, una de varias universidades que han estado cerradas desde que comenzaron las protestas a mediados de abril contra los recortes al sistema de pensiones que se tenían programados, los cuales finalmente no se concretaron.
Angélica Mayorga, de 30 años y encargada de una tienda, estaba de pie frente al campus ondeando una bandera nicaragüense ante los automóviles que pasaban. A pesar de que en los últimos días el gobierno de Ortega recuperó el control del último campus controlado por los estudiantes y sofocó las muestras públicas de resistencia en la ciudad de Masaya, Mayorga dijo que ella y otros continuarán con su protesta pública.
“Vamos a seguir adelante hasta que se salga este presidente dictador matador de universitarios”, afirmó. “Queremos una Nicaragua libre, no tenemos miedo”.