Después de las cinco de la tarde, Barquisimeto comienza a transformarse. Aquella ciudad del ruido, pasó al silencio ante la ausencia de unidades de transporte público que traslade a los usuarios a sus destinos, quienes inician su travesía de preocupación ante la imposibilidad de ir a sus casas.
Las llamadas «Rutas Chivos» (transporte de carga con personas) abundan, aunque a veces son insuficienteS para la cantidad de pasajeros que buscan como llegar a su hogar. De vez en cuando pasa una que otra otra, pero no con la misma frecuencia de antes.
«Saldo a las 4.30 de la tarde del trabajo, y me ha tocado esperar hasta hora y media para tomar dos rutas que me lleven a El Cercado, donde el transporte es más difícil. Me ha tocado colgar de una camioneta para llegar a mi casa, pero no hay otra opción», comentó con indignación María Cárdenas.
El traslado de los barquisimetanos en tiempos de crisis, donde no hay repuestos para los automóviles, se ha convertido en una tortura. Aunque muchos prefieren caminar, otros optan por esperar: así sea en el Transbarca, el resuelve de muchos, porque a veces transita repleto de pasajeros y es el único que hasta lleva de gratis, porque el efectivo es un gran problema al momento del traslado.
«A veces pido colas cuando me quedo sin efectivo. Hay personas que sin esperar nada a cambio te dicen: te dejo en la Vargas o en Las Trinitarias», dijo Marcos Castañeda, morador de El Ujano.
Como él, muchos larenses ven con preocupación la situación del transporte público, que cada día empeora.