Fundador del Sistema de Orquestas. Hoy nos dice adiós, luego de haber cumplido con su mejor legado: Enseñar y promover la música en niños y jóvenes, quienes se han convertido en nuestros mejores embajadores en el mundo

Adriana Ciccaglione/ Fotos: Cortesía Neisser Sandoval

Por los pasillos del Conservatorio de Música Vicente Emilio Sojo, siempre andaba. Caminando, tarareando alguna melodía –que muy bien lo sabía hacer-, observando los retoños y los frutos que había cosechado.

Cariñosamente lo apodaban el abuelo, pero estos familiares carecen de la rigurosidad propia que tenía el maestro Luis Giménez, quien hoy partió a la inmortalidad, con su chelo y el cielo de la música, que lo recibe entre las notas más sublimes, las que inspiró y supo sembrar en cada uno de los niños y jóvenes del estado Lara, que forman parte del Sistema.

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Cuando surgió la idea de crear una red de orquestas en el estado Trujillo, corría el año de 1975 y la propuesta que revolucionó el mundo musical y cultural, estuvo liderado por el maestro José Antonio Abreu, hasta el final de sus día. Abreu, un hombre exigente y detallista, depositó su confianza en Giménez, para que multiplicara esta labor en Lara.

Luis Giménez, en el 2010 recordó, este proceso que fue de aprendizaje para él y para muchas otras generaciones. Que es y seguirá siendo, la mejor vitrina con la que cuenta Venezuela. El Sistema es sin duda alguna, la representación de embajadores culturales que promueven un cambio social a través de la música.

“Estábamos en el Festival de Música Mozart en Trujillo. Recuerdo que asistió Carlos Piccinini, él era de Caracas y fue quien nos habló de que allí se estaba organizando una orquesta para integrar a los músicos. Después, de manera más formal nos llegó una invitación para crear una Orquesta Sinfónica con jóvenes venezolanos. Siempre enlazo la creación del Sistema en Lara con dos momentos: El primero cuando no existía, y el segundo cuando ya inicia el movimiento que no podía parar”, lo narraba quien asistió como chelista a los primeros ensayos y conciertos que se realizarían tanto en Caracas, Trujillo, como en Barquisimeto.

Estuvieron quince días en una especie de congreso que se realizó en Trujillo, donde escucharían la palabra núcleo de la boca de José Antonio Abreu, para explicarles la importancia de la creación y multiplicación del conocimiento musical en las ciudades y localidades.

Giménez fue multiplicador, no sólo del mensaje, sino de la práctica. “Éramos 27 jóvenes. Abreu me designó como vocero de lo que ocurría en el estado Lara. Nuestro primer concierto fue un 28 de mayo, para darnos a conocer en Barquisimeto. Aquí había el grupo de los que estudiaban en el Conservatorio de Música Vicente Emilio Sojo, cuando quedaba en la 24. La orquesta estaba conformada entre profesores y alumnos. Héctor Gutiérrez era el profesor de clarinete. El grupo completo no hacía una orquesta, por ello Gutiérrez hacía adaptaciones y Abreu lo propuso como asesor y formador permanente”, relató Giménez.

Y así podíamos pasar horas frente a este quiboreño. Escuchándolo narrar las anécdotas y vivencias, algunas envueltas en melodías, otras propias de los agites que surgen con ideas nuevas y emancipadoras, liberadoras como las orquestas en Lara.

Con sus guayaberas impecables, sus lentes por los cuales veía lo externo y lo interno también, cada vez que interpelaba a un niño o joven, para ayudarlo a conseguir la vocación en el Sistema.

Luis Giménez, el del hoyo en uno de sus cachetes, mientras se dibujaba una sonrisa, el de mirada tranquila y andar pausado, nos dice adiós, con la labor cumplida, con la misión de la enseñanza como norte, lejos de los halagos, cerca de la responsabilidad y el compromiso. Hoy el mundo musical en Barquisimeto está de luto, por la ausencia física del maestro Giménez.

Maestro por siempre…

Viajó con sus alumnos, demostrándoles su amor por el arte

Aunque chelista por vocación, el maestro José Antonio Abreu se empeñó de que Luis Giménez debía tomar clases de dirección orquestal, propuesta que aceptó y de manera muy humilde pero al mismo tiempo formal, emprendió esa meta: tener una batuta en sus manos y poder así convocar el sonido de todos los instrumentos.
Dirigió sí, más que orquestas, corazones que supo cautivar con su dedicación y mística.

“El maestro empezó a darme clases de dirección musical. Pero dentro de esos procesos, cada quien se incluía por lo que más le gustaba, a mí siempre me ha apasionado el violoncello e impartir clases, ser portavoz y docente de nuevas generaciones”, comentó Giménez en una entrevista.

Y así fue, como desde sus hijos y nietos, grandes músicos que heredaron de su padre la vocación por cultivar las melodías y hacer de ellas un camino hacia los valores universales, también fue ejemplo y guía para jóvenes larenses que se han destacado en el ámbito musical y que hoy expresan el dolor por la ausencia física del maestro Giménez.

“Querido Luis, fuiste un pilar fundamental en la vida de todos los músicos larenses y sólo podemos estar profundamente agradecidos por las oportunidades, lo que nos enseñaste y todo lo que hiciste por nosotros. Descansa en paz querido Luis. Estoy seguro que el Maestro Abreu te espera para que lo ayudes con el núcleo del cielo”, Diego Matheuz, director de orquestas, radicado en Italia.

Mientras que el violinista Neisser Sandoval, quien se encuentra en Perú expresa: “Barquisimeto está de luto, El Sistema. Los que conocimos a Luis estamos mal. Cuánto quisiera estar allá, dándole una despedida a Luis, quien nos enseñó todo. Tengo tantos recuerdos de él, las giras. Mientras Gustavo (Dudamel) era el concertino de la Orquesta Juvenil, yo era el concertino en la Infantil y viajamos mucho acompañados de este maestro. Él fue la entrega total por la música, no descansó para darnos todos sus conocimientos.

El maestro Edecio Alejandro Garrido, publicó en la red social facebook: “Luis Orlando Gimenez, que profundo dolor se siente despedir a uno de los más grandes pilares del Sistema de Orquestas de Venezuela. Nos enseñaste a ser, por sobre todas las cosas, institucionales, correctos, humildes, respetuosos, comprometidos con nuestro trabajo musical y de formación.

Chelista por vocación, fue uno de los pioneros del Sistema de Orquestas, participó en los primeros conciertos para dar a conocer esta propuesta

Sin egoísmo, sin mezquindad, nos tendiste la mano, nos abriste la puerta de tu casa, nos alimentaste, nos hospedaste y nos enseñaste a enseñar a amar profundamente y con devoción la carrera musical, la música misma, el compartir y disfrute musical. Fuiste para muchos de nosotros un padre, un amigo, un pana, un confidente, un ejemplo, un héroe. Bastante carretera transité contigo, Luis, aprendiendo de ti, llevando a cada rinconcito de Lara el legado musical del Maestro Abreu. Vayan mis muestras de cariño y condolencias a «Pita», al «Negro», a «Cochi» y a «Mimi». Les doy un abrazo enorme. Vuela alto, mi amigo Luis, mándale saludos a José Antonio”.

Por su parte, el trombonista larense Oscar Dudamel, le dedica estas líneas: “Hoy es un día muy triste para Nuestro Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela y del estado Lara. Falleció el Maestro Luis Giménez. Para el que conoce la historia de mi hijo Gustavo Dudamel, él fue quien le dio esa oportunidad de tomar la batuta en nuestro querido Barquisimeto. Una tarde al no llegar el al ensayo, mi hijo siendo un niño tomó su lugar.

Al llegar el Maestro Giménez se quedó impresionado al ver a ese joven frente a la Orquesta Sinfónica Infantil y lo nombró su asistente. Así comienza la historia del que hoy es uno de los mejores directores de orquestas del mundo. Mil gracias Maestro Luis Giménez de parte de quien fue tu alumno Gustavo Dudamel y de la familia Dudamel. Descansa en paz”.

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