Esta es una pregunta recurrente: Se acabó Venezuela? Suena duro decirlo y no deseo ser pesimista, pero los hechos nos muestran un país en franca decadencia moral y física. La otrora pujante República de Venezuela luce hoy destartalada, sin rumbo, con una inmensa merma de población juvenil, lo cual constituye una situación lamentable, desastrosa.
Las noticias diarias son cada vez más alarmantes. Escribo estas líneas un día en el cual los medios de comunicación social, los pocos que quedan, dan cuenta de una baja importante de la producción petrolera venezolana; de jóvenes estudiantes universitarios huyendo del país; de profesores de todos los niveles buscando un mejor futuro para ellos y sus hijos en otras latitudes; de médicos de todas las especialidades trabajando en otros países o preparando su ida, mientras dentro del país los servicios de salud son un caos; de ingenieros triunfando y ofreciendo ideas en países extranjeros.
Hoy en día vivimos en Venezuela dentro de ciudades sin medios de transporte para sus pobladores, sólo «perreras» que han ocasionado una treintena de fallecidos; el Metro de Caracas funciona muy deficiente y con trenes deteriorados; de calles, puertos y aeropuertos destartalados; miles de empresas cierran y aumenta el desempleo; de una hiperinflación que acaba con los salarios de nuestros trabajadores y el ahorro de las familias; vivimos una hora aciaga y sin salida aparente. Muchas familias no tienen como alimentar a sus hijos y por tanto ofrecerles una educación adecuada y de calidad, pero la verdad es que la misma luce cada vez más deteriorada.
Y por si eso fuera poco, una inseguridad total, Venezuela es hoy el país más peligroso del mundo, la inseguridad que azota a la población que queda, es insoportable. Esta misma semana supimos del vil asesinato, a plena luz del día, de un sacerdote. El propósito del crimen fue robarle su automóvil. Ante este dantesco panorama, una mayoría, sí, léase bien, una mayoría de venezolanos quiere abandonar nuestra tierra.
«No se puede vivir en Venezuela», es una frase frecuente en nuestras conversaciones de familiares y amigos. Parece que nos rendimos, nos dimos por vencidos y aceptamos perder el país. Ya esta no es la Venezuela que conocimos, en la que nacimos, crecimos y nos educamos. Hoy el país es un caos total. Ante todo esto me pregunto será que el gobierno no se da cuenta? Será que el gobierno no sabe? En el pasado reciente cuando un gobernante veía calamidades menores a las que hoy vivimos, buscaba soluciones, conversaba con todos los sectores políticos y sociales de la nación, consultaba y pedía ayuda, y algo se lograba, aunque no se lograra sortear en forma definitiva los problemas.
¿Qué pasa hoy? No entiende el gobierno?.Lo que oigo decir es que el gobierno sí sabe lo que pasa, sí entiende las dificultades en que estamos, pero quiere agravarlas, quiere profundizarlas, quiere ahogarnos a todos, porque quiere dominarnos. Desea convertir a Venezuela en un país de esclavos, dependientes del gobierno. Confío que Venezuela despierte. Confío que la oposición se unifique, de qué vale ser alcalde, gobernador o presidente de un país en decadencia que se extingue, se muere, se acaba.
Nos queda poco tiempo para perderlo todo, pero todavía hay algo de tiempo. Aprovechemos ese tiempo que nos queda para recuperar al país. Allí están las enfermeras y enfermeros protestando sin descanso, allí están los médicos declarando una huelga indefinida, allí están muchos empleados públicos desafiando al gobierno. Allí están los profesores universitarios librando una valiente batalla. Se acerca la hora de un paro general indefinido? Parece que sí, de lo contrario Venezuela habrá muerto. Dios nos concedió a los venezolanos un hermoso espacio territorial, rescatemos de las manos destructoras de esta perversa dictadura lo que recibimos generosamente de la Divina Providencia.