Altuve y Betts demuestran que el tamaño no importa

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En décadas anteriores, hubieran recibido apodos como «Pee Wee» y hubieran sido entrenados para tener un swing más corto, batear rodados, encontrar hoyos y utilizar sus piernas para obtener hits.

Ahora, la «pelota pequeña» tiene un nuevo significado. En esta nueva era de cuadrangulares al por mayor, ya quedó demostrado que también se pueden encontrar toleteros de largo alcance en empaques chicos.

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Como ejemplo está uno de los cañoneros que participará el martes en el Juego de Estrellas. José Ramírez, con sus 1,75 metros de estatura y 74 kilogramos, está empatado en el liderato de la Liga Americana con 29 cuadrangulares. Mookie Betts, también de 1,75 metros, tiene 23 vuelacercas y disparó 31 el año pasado, Ozzie Albies, quien con 21 años aún tiene una leve esperanza de crecer, mide 1,73 metros y ya acumula 20 jonrones.

Y, desde luego, está el mejor bateador por centímetro de todo el béisbol. José Altuve, de 1,68 metros y tres veces campeón de bateo, quien acumula nueve vuelacercas este año y sacudió 24 en cada una de las últimas dos temporadas.

«Ves esta habitación, y no solo hay tipos corpulentos. Hay de todos tamaños», dijo Alex Bregman, quien oficialmente mide 1,8 metros y tiene 20 jonrones. «Lo que ves son peloteros. No tienes que ser grande para ser pelotero. Debes tener las habilidades».

Y a sus habilidades no las ensombrecen gigantes como Aaron Judge (2,01 metos, 127 kilogramos y 25 jonrones), J.D. Martinez (1,9 metros, 99 kilogramos y 24 cuadrangulares), Jesús Aguilar (1, 9 metros, 113 kilogramos y 24 vuelacercas), y el mejor bateador por consenso en Grandes Ligas y con, supuestamente, el cuerpo ideal para un pelotero como Mike Trout (1,88 metros, 106 kilogramos y 25 jonrones).

Altuve les da crédito a los bateadores que entienden cómo maximizar sus capacidades físicas.

«En Mookie, se pueden ver manos rápidas y un excelente trabajo en la parte inferior del cuerpo, al momento de batear, puedo entender porque conecta tantos jonrones», comentó Altuve. «Diría que ahora se trata más de técnica que de poder para pegar cuadrangulares».

Justin Verlander sabe que no puede relajarse en la loma ante un pelotero como Altuve, su compañero de los Astros. El tamaño no importa. La velocidad del bate sí.

«Creo que es parte del cambio en el juego. He hablado con José al respecto. Él mismo ha cambiado, desde hace unos años comenzó a hacer swings más agresivos», comentó Verlander. «No solías ver tipos así, pequeños que tuvieran ese poder. Poder a la banda contrario. Creo que eso es lo que más ha cambiado, los jonrones a jardín contrario. Es algo que no veía mucho, excepto con tipos como Miguel Cabrera. Ahora se ven casi con cualquiera».

 

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