De pie en medio de un transitado puente fronterizo ocupado por miles de venezolanos que llevaban bebés y maletas en sus manos, Mark Green dijo que un aspecto contrastaba con otras crisis de migrantes que ha presenciado.
«Esta es la primera en la que he estado en tiempo real», dijo Green, administrador de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID por sus siglas en inglés, agregando que de manera habitual visita países donde hay campamentos para refugiados.
«Esta es una catástrofe en tiempo real», apuntó.
Green viajó a la ciudad colombiana de Cúcuta _por donde entran decenas de miles de venezolanos a diario en busca de alimentos, medicinas y una vida mejor_ para anunciar que Estados Unidos donaría seis millones de dólares adicionales a fin de ayudar a Colombia a contener la crisis.
En total, Estados Unidos ha entregado casi 56 millones de dólares a grupos humanitarios y naciones latinoamericanas desde comienzos de 2017. Más de la mitad de la asistencia se envió a Colombia, que ha recibido el mayor número de venezolanos que huyen de la catástrofe económica y humanitaria de su país.
La asistencia de Estados Unidos a Colombia se ha destinado principalmente a proveer alimentos y servicios de salud, y es canalizada mediante organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos de la ONU y la Cruz Roja internacional.
La iniciativa de la ONU comenzó este año con un programa de entrega de vales a los venezolanos, pero fracasó rápidamente. Algunos colombianos protestaron molestos de que la ayuda se entregara solo a los venezolanos.
Además de enfrentar una crisis migratoria, Colombia es afectada por una profunda desigualdad y apenas vive las etapas iniciales y frágiles de un histórico proceso de paz con la guerrilla izquierdista.
El Programa Mundial de Alimentos ahora contribuye a la financiación de una cocina en la que miles de venezolanos hacen fila a diario.
Más o menos la mitad de los nuevos recursos irán a la entrega de alimentos y la otra mitad apoyará a Colombia para que otorgue servicios médicos. En lo que va del año, más de 30.000 venezolanos han acudido a salas de emergencia en Colombia, cifra que rebasó la de 2017. Como los hospitales en ciudades como Cúcuta trabajan al máximo, la asistencia se ha dirigido a la instalación de unidades móviles de atención, así como a tiendas de campaña donde se provean vacunas y primeros auxilios.
Mientras Green se paraba a la mitad del puente internacional Simón Bolívar, Yolimar de Salcedo llevaba a su abuela de 82 años en una camilla hacia Colombia con la esperanza de que la atendieran de una fractura en la cadera. Los doctores de Venezuela le dijeron a la familia que debían pagar el equivalente a más de 5.000 dólares por una prótesis y encontrar los materiales para la operación.
En un país donde el salario mínimo equivale apenas a un par de dólares al mes, esa cantidad no estaba al alcance. Salcedo dijo que no había una ambulancia disponible para que la trasladaran al puente, así que pidió una camilla prestada a una estación de bomberos y la metieron en el vehículo de la familia.
El presidente venezolano Nicolás Maduro ha rechazado los ofrecimientos de asistencia internacional para su país con el argumento de que no hay crisis y que lo que se necesita es que Estados Unidos levante las sanciones económicas.
Green señaló que Estados Unidos ha buscado alternativas para proporcionar la asistencia, pero a la fecha esos ofrecimientos han sido infructuosos.
Si Maduro cambiara de parecer y permitiera la asistencia estadounidense, «estaríamos listos de inmediato», declaró Green.