Más de 7.000 personas se encontraban en refugios de evacuación y muchas más carecían de artículos de primera necesidad el jueves después de las inundaciones y aludes en el oeste de Japón que dejaron al menos 200 muertos.
Las lluvias intensas causaron daños en una zona amplia, y la mayoría de las muertes se produjeron en Hiroshima y alrededores. Hubo varios cortes de luz y agua, y los daños en los caminos y vías y ferroviarias trastornaron las entregas de alimentos y otras provisiones.
La escasez de agua afectaba algunos de los centros de evacuación, que generalmente son los destinos prioritarios de las provisiones.
Las inundaciones han cedido en la mayoría de los lugares, pero han dejado montañas de escombros que incluyen árboles caídos, muebles y autos destruidos que entorpecen la circulación.
Los trastornos en los sistemas de distribución dificultan la vida en la zona de desastre. Las tiendas abren por menos horas y decenas dicen que no pueden abrir debido a las demoras en las entregas o las inundaciones.
El primer ministro Shinzo Abe dijo en una reunión el jueves que vio daños «horrendos» en su visita de la víspera a la ciudad de Kurashiki, donde un río desbordó su terraplén e inundó una amplia zona.
«Después de verlo, estoy más convencido que nunca de hacer todo lo necesario para que la gente afectada pueda volver a vivir con seguridad lo antes posible», dijo Abe, que canceló un viaje a Europa y Medio Oriente para responder al desastre.
Más de 700 viviendas resultaron destruidas o dañadas y más de 23.000 inundadas, según la Agencia de Manejo de Incendios y Emergencias.
El secretario principal del gabinete, Yoshihide Suga, dijo a la prensa que se confirmaron 200 muertes. Había 21 desaparecidos y otras 40 personas perdieron contacto con sus familias.