Este piloto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de América durante la Segunda
Guerra Mundial, ha escrito más de veinte obras literarias basadas en la filosofía optimista,
personalmente, me parece que la mejor de todas es “Ilusiones”, aunque hay quien le otorga mayor valor a “Juan Salvador Gaviota”.
Es para mí, incongruente, que se pregone optimismo cuando el país se hunde en situaciones desesperantes.
Los diagnósticos sobre las consecuencias de las erradas políticas económicas, sociales y
hasta culturales se han efectuado. Se han realizado un sinnúmero de propuestas que de
haber sido implementadas no hubiésemos llegado al lodazal en el cual nos encontramos.
No es necesario ser del sector que adversa al gobierno, para darnos cuenta de la nefasta
realidad que destruye cimientos de la nación, como lo es la familia. Las bases políticas, económicas, sociales y culturales, en las cuales se afianzó la república, están siendo devastadas aceleradamente y esto no es más que las consecuencias reales que no se pueden esconder.
Mientras tratamos de ser optimistas en el Mar de Leva cuya resaca nos lleva a las profundidades de la crisis, no se han determinado públicamente las causas que originaron
esta debacle que se torna devastadora.
Es allí donde está el principio de las soluciones ¿Qué impide el desarrollo, la prosperidad,
el bienestar social de algunos sectores en el país que tiene reservas incuantificables que lo
hacen uno de los más ricos del mundo, mientras sus ciudadanos sucumben en la miseria y
en la indigencia?
Y digo en algunos sectores, porque de todos es sabido que otros, presuntamente, nadan en la abundancia de la riqueza fácil, en el delito, en la corrupción, en el tráfico de influencias. Son los que hablan del país potencia y andan por el mundo, con testaferros y familiares derrochando fortunas de presumida procedencia, mientras los pocos medios de comunicación social que quedan y las redes sociales anuncian el aumento de la desnutrición, los muertos por falta de medicinas y publican fotografías de niños, adultos y ancianos hurgando en la basura buscando un trozo de pan contaminado con parásitos y/o bacterias.
Jamás justificaremos nuestras limitaciones, nuestros genes libertarios y democráticos no se
han detenido en la búsqueda de salidas reales al problema que nos destruye; obreros,
empleados, empresarios, técnicos, profesionales, productores agropecuarios, partidos
políticos y, muy especialmente los estudiantes no desistirán en el intento de hacer renacer al país de las oportunidades, es el momento propicio para que se atienda el llamado a la
unidad hecho por la mayoría de los ciudadanos.
El estiércol fortalece las plantas y las ayuda a producir exquisitos frutos, hortalizas,
verduras, legumbres, y flores de exuberante belleza.
Quienes lideran las posibilidades de un futuro mejor tienen la obligación de investigar,
determinar y analizar las verdaderas causas de la grave problemática que nos destruye, para luego planificar, ejecutar, supervisar y controlar las acciones que se deberán tomar, ya que para enmendar el daño ocasionado tendremos que pasar por duras medidas que debemos que soportar con la entereza necesaria, porque dependerá de todos y de cada uno de nosotros que el lapso de recuperación sea lo más corto y menos doloroso posible.
Venezuela nos necesita a todos… ¡Porque todos somos Venezuela!