La crisis de agua potable que presentan Lara y toda Venezuela, es de pronósticos reservados. Existe un inminente riesgo de que esto degenere en un muy serio problema de insalubridad pública en todo el país. Los componentes de los sistemas de abastecimiento presentan un avanzado estado de deterioro como producto derivado de la ausencia de inversiones en mantenimiento.
Los embalses han envejecido y los volúmenes de arrastre se han incrementado drásticamente por los inclementes procesos de deforestación de las cuencas que alimentan dichos embalses. Además, la calidad del agua tiene severas carencias en cuanto a las condiciones físico, químico y bacteriológico, necesarios para hacerla apta para el consumo humano en condiciones de potabilidad aceptables.
El país requiere sin evasivas de ninguna naturaleza, ni mucho menos manipulaciones de tipo político, la declaración de una emergencia sanitaria en materia de agua potable. Son 20 años sin construir un solo embalse nuevo en todo el país, ni mucho menos presentar un plan nacional de rehabilitación de los sistemas de captación, almacenamiento, aducción, bombeo, tratamiento y distribución de agua potable en todo el territorio nacional…
Hemos insistido en numerosas entregas que desde el año 2005, el para entonces presidente Hugo Chávez decreto la mutilación de los presupuestos de inversión asignados a las hidrológicas regionales de todo el territorio nacional, dejando para su funcionamiento solo una pequeña parte del situado constitucional y la recaudación por concepto de facturación por consumo residencial y comercial. Es obvio que la concentración del poder financiero del estado venezolano y la castración del proceso de descentralización a los fines de dominación política, forma parte del modelo ideológico que ha impedido desarrollar importantes proyectos de adecuación y mantenimiento de los sistemas existes.
Construcción de nuevos sistemas de distribución de agua potable. Ampliación y sustitución de redes. Adecuación y mantenimiento de sistemas de bombeo. Además de impedir el suministro de importantes componentes químicos para garantizar la potabilidad del agua que consumen los venezolanos.
En Lara por ejemplo, vivimos una crisis de agua muy severa que compromete seriamente la salud de nuestros habitantes. Estamos consumiendo agua de color marrón, ante las deficiencias en el suministro de Sulfato de Aluminio, como componente químico necesario y obligante para eliminar los sólidos en suspensión que del agua que debe ser tratada en la planta Barquisimeto, como parte del proceso de floculación que se activa con este aditivo que permite la coagulación de las partículas en suspensión que se decantan para luego, mediante el suministro de cloro, eliminar los elementos bacteriológicos y así dar potabilidad al agua que consumen los larenses.
La crisis del país ha mermado considerablemente la producción de este componente que se fabrica en la petroquímica de Morón y el déficit ha generado problemas muy complejos en todo el territorio nacional y por supuesto Lara, no es la excepción.
Mis comentarios:
- Hemos tenido tres o cuatro semanas sin agua en Morán, Jiménez e Iribarren.
- El cuento que metieron inicialmente fue que las lluvias producían turbidez en el agua y por tanto se suspende el servicio hasta nuevo aviso.
- Luego, en un acto de sensatez de parte de las autoridades de Aguas de Lara, dijeron la verdad sobre la ausencia del sulfato de aluminio para flocular el agua.
- Ahora dicen que como no hay sulfato de aluminio, solo con el cloro se le da condiciones aptas para el consumo humano al agua de los larenses.
- Exijo, desde este modesto espacio, que se le haga un ensayo físico químico al agua tratada en la planta Barquisimeto y le demuestran a los larenses que el agua que consumimos es apta para el consumo humano…
El sabio de corazón recibirá los mandamientos, pero el necio de labios caerá… (Proverbios 10:8)