Ecuador envió el miércoles notas de protesta a los gobiernos de Bolivia y Venezuela por criticar el pedido de captura internacional que emitió la justicia local contra el expresidente Rafael Correa, vinculado al caso de secuestro de un antiguo opositor.
En su cuenta de Twitter, el mandatario boliviano Evo Morales dijo que rechazó el pedido contra Correa y expresó que «denunciamos politización de la justicia ecuatoriana e injerencia de EEUU en intención de encarcelar a un inocente». Por su parte, el gobernante venezolano Nicolás Maduro expresó que «primero Cristina (Fernández, de Argentina).
Luego Lula (Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil). Ahora Rafael Correa. Cese a la persecución contra los líderes auténticos de nuestra América, La Revolución Bolivariana se solidariza con el pueblo de Ecuador y Mashi Rafael (Correa)».
En reacción a esos comentarios, el canciller ecuatoriano José Valencia dijo en rueda de prensa que «vemos con inquietud los pronunciamientos de los presidentes de Bolivia y Venezuela en relación a la orden de prisión dictada por la justicia (contra Correa)» y aseveró que «lamentamos los pronunciamientos… y el intento de desprestigio contra la institucionalidad democrática de Ecuador». También aseveró que se han presentado notas formales de protesta, se ha llamado a consultas al embajador en Bolivia y se ha suspendido el viaje del embajador designado para Venezuela.
La jueza Daniela Camacho, de la Corte Nacional de Justicia de Ecuador, acogió esta semana un pedido de la fiscalía general para pedir prisión preventiva contra Correa y empezar los trámites para solicitar una orden de captura internacional del exmandatario con fines de extradición.
Correa, quien vive en Bélgica, está vinculado al juicio por el secuestro del exasambleísta opositor, Fernando Balda, quien era un duro crítico de su gobierno al que acusaba de corrupción, mientras que el mandatario lo señalaba como autor de una presunta trama para derrocarlo.
Cuando las tensiones crecieron, Balda se refugió en Colombia, donde desconocidos intentaron secuestrarlo en agosto de 2012, pero se salvó a última hora por la intervención de un grupo de taxistas que alertaron a la policía y neutralizaron al vehículo al cual habían subido al político ecuatoriano.
