La violencia se apoderó del primer cabildo abierto, después de cuatro años, convocado por el Concejo Municipal de Iribarren, sobre la situación del transporte público en el municipio. Lo que un principio parecía estar el calma, discursos intencionales y premeditados ya proyectaban lo que venía: grupo de oficialista lanzó sillas a conductores, quienes recibieron el calificativo de «malandros». Este adjetivo los enardeció, por lo que igualmente se defendieron.
En el cabildo realizado en la redoma de El Obelisco, donde solo había 30 derechos de palabras, se discutió de qué manera los usuarios podían verse beneficiados del servicio, en medio de una crisis que ha limitado la cantidad de unidades en la calle por la falta de repuestos y, que además, ha llevado a los gobiernos locales a tomar medidas.
Los concejales de oposición Milagro Gómez de Blavia, Omar Giménez, Joel Mendoza, Oly Mendoza e Ibrahim Querales, se retiraron del lugar en vista de las agresiones.
Encuentro de intenciones oficialistas
Gómez de Blavia recordó que el cabildo abierto es un mecanismo de participación ciudadana legal, que se organizó con el apoyo de todos los concejales, en el entendido de que era necesario debatir y propiciar el intercambio de posiciones sobre el transporte con los grupos involucrados: usuarios y transportistas. De allí, que cada concejal se comprometió a desarrollar actividades para alentar la participación.
Si bien tuvo una asistencia masiva y con una organización ajustada a las exigencias, «había una clara intención de la bancada oficialista, donde había un entubamiento para aprobar una ordenanza donde hay medidas punitivas contra el sector transporte. En ese sentido, se presentó un clima de tensión, y aunque insistimos en que se detuviera, llegó el momento en que alguno de forma agresiva acusó a los transportistas», aseguró la concejal.
Hubo una tángana que se pudo detener, argumentó. «Por un momento se suspendió la sesión, pero después se retomó. Como concejales decidimos no continuar en esa fases, porque no habían las condiciones», dijo.
Durante las intervenciones, el discurso propio del oficialismo se mantuvo: los indicadores de guerra económica y el famoso «No volverán».
Gómez de Blavia manifestó además que hay una intención de que el Estado maneje el transporte. «Incluso, se habló se sancionarse los transportistas y que existieran fiscal en las paradas para expropiar», manifestó.
«Se presume que hay una clara intención, al declarar al transporte privado de utilidad pública… el servicio puede ser de utilidad pública, pero no las unidades», dijo.